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4.3: LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII. EXPANSIÓN Y TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS: AGRICULTURA, INDUSTRIA Y COMERCIO CON AMÉRICA. CAUSAS DEL DESPEGUE ECONÓMICO DE CATALUÑA.


Durante el siglo XVIII la ausencia de grandes guerras, el fin de la política imperial europea, las reformas introducidas por los borbones y la recuperación del comercio colonial dieron lugar a transformaciones en la economía, que experimentó cierto crecimiento, aunque siempre limitado por la pervivencia del modelo social y económico del Antiguo Régimen. No obstante, la economía estaba limitada principalmente por la falta de competencia, la forma de propiedad de la tierra y una endémica oposición al cambio. 

La agricultura, tenía en el régimen de propiedad (tierras amortizadas1) su principal obstáculo. Con Carlos III, se tomaron algunas medidas que resultaron insuficientes: arrendamientos municipales, colonización de tierras, pero no se acometió la Ley Agraria de Jovellanos. 

La industria se incentivó por: el aumento población, demanda de productos y aumento de rentas de nobles y eclesiásticos, y nueva política comercial con América. El principal obstáculo era el sistema gremial. Los reyes la potenciaron con: el proteccionismo, manufacturas reales y el fomento de la construcción naval. 

Al comercio llegaron las ideas ilustradas (Sociedades Económicas de Amigos del País). El comercio interior inició una política proteccionista, y se creó el Banco de San Carlos. La política comercial con América se revitaliza2, se adoptaron medidas liberalizadoras del comercio como la creación de nuevas compañías comerciales privilegiadas3, introducción de navíos de registro4 y se promulgó el Reglamento de Libre Comercio5 (1778). 

Destaca el despegue económico de Cataluña. Cataluña duplicó su población a lo largo del siglo y la agricultura se orientó al mercado; además, se desarrolló una burguesía agraria innovadora (comercio de vinos) y se aumentaron los intercambios peninsulares y con el exterior. El crecimiento generó excedentes de capital, invirtiendo en modernizar el sector textil6, sentando las bases de la revolución industrial del s. XIX. La expansión de la manufactura catalana se vio favorecida además por la ampliación del mercado a Castilla (al desaparecer las fronteras interiores), la apertura de los mercados americanos al comercio catalán, la posibilidad de disponer de algodón en abundancia y a buen precio y la existencia de capital derivados del comercio americano. 

El Gobierno de José Bonaparte

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Tras las abdicaciones de Bayona, el 7 de mayo de 1808, el emperador ofreció la corona de España a su hermano Luis, entonces rey de Holanda. Tras la renuncia de este finalmente en el mes de junio Napoleón convenció a su hermano mayor José, que era el rey de Nápoles. Legalmente el hermano del emperador se convertía en rey de España con el título de José I.

La administración francesa en España estuvo marcada por el vacío de poder tras los sucesos de mayo de 1808. Su control de la península fue esporádico y cambiante, según los vaivenes de la guerra, afectó principalmente a las dos Castillas, zonas de principal presencia francesa. En el resto del territorio el poder de los generales franceses fue mayor que la del propio rey. A esta dificultad se sumaron dos más, por un lado el rechazo de la población a su gobierno y la continua sugerencia de Napoleón en las decisiones de su hermano.

Los principales objetivos fueron restablecer la administración y restablecer la situación financiera. Con José colaboraron los llamados afrancesados, españoles que aceptaron las abdicaciones de Bayona y consideraron que el mejor gobierno para España debería ser uno similar al modelo imperial francés. Pensaban que José devolvería a España al nivel que le correspondía, además de asegurar la integridad territorial y conseguir el necesario desarrollo económico.

José I hizo meritorios intentos de ganarse a los españoles. En Bayona se convocó a un grupo de próceres del Antiguo Régimen, nobles, eclesiásticos y funcionarios, para que debatiesen una Carta Otorgada. De los 150 convocados asistieron 91, los cuales aprobaron la llamada Constitución de Bayona. Se buscaba la reforma del sistema absolutista. Los Gobiernos de José I estuvieron compuestos mayoritariamente por notables del Antiguo Régimen pero ni su poder ni la aplicación del Estatuto de Bayona apenas pudo ponerse en práctica.

Sin embargo, Los primeros decretos dados en diciembre de 1808 llevaron la firma del mismo Emperador. Fueron varios decretos dictados en Chamartín sin consultar con su hermano. Entre ellos destacan la disolución del Consejo de Castilla, la supresión del Tribunal de la Inquisición, la reducción a un tercio de los conventos existentes, la abolición de la jurisdicción señorial y la eliminación de las barreras de las aduanas interiores.

Posteriormente el rey José adoptó las siguientes medidas: la exclaustración total de los clérigos regulares, la expropiación de sus bienes y de parte de los Grandes de España, la reorganización de la administración (sustitución de las secretarías por Ministros) y la venta de las tierras expropiadas para amortizar la deuda.

Las continuas injerencias de Napoleón llevaron a José a pensar en abdicar varias veces, por ejemplo cuando se decidió que las provincial al Norte del Ebro se convirtiesen en Gobiernos militares dependientes del emperador, además de la anexión de Cataluña en 1812. La huida a Valencia con su Corte tras la derrota de los Arapiles acabó por hundir lo que quedaba de su Gobierno. En noviembre de 1813 se firmaba el acuerdo de Valençay por el que se devolvía la corona a Fernando VII.

Lectura recomendada:

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3.2. El significado de1492. La guerra de Granada y el descubrimiento de América


1492 fue un hito en la historia de España, significando el definitivo tránsito entre la Edad Media y la Edad Moderna. Tres fueron los acontecimientos claves en ese año: la conquista del reino nazarí de Granada, la expulsión de los judíos y el descubrimiento de América.

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1.- La conquista del reino de Granada:

La guerra tuvo mucho que ver con el hecho de que, al mismo tiempo que los reinos cristianos se habían pacificado y reorganizado, el reino de Granada se enfrentaba a la crisis dinástica de los últimos sultanes nazaríes, concretada por la lucha de poder entre estos tres personajes emparentados: Muley Hacén, Boabdil y “el Zagal”. En 1481 se reactivó la guerra, una vez concluida la guerra civil castellana. A partir de 1483 los Reyes Católicos se propusieron hacer de la conquista de Granada su primera gran empresa política. En ella utilizaron todos los recursos de Castilla y Aragón. A pesar de mantener muchos rasgos medievales, fue una de las primeras guerras que puede considerarse moderna, por el armamento, fueron decisivos los asedios resueltos con artillería, y tácticas empleadas, destaca Gonzalo Fernández de Córdoba “El Gran Capitán”.

Primera fase, de 1482 a 1487

Conquista de la parte occidental del reino (actual provincia de Málaga, Loja y la Vega de Granada), aunque las conquistas territoriales se hicieron esperar hasta 1485.

En abril de 1483, en medio de las disensiones internas, y con el fin de adquirir prestigio, Boabdil intenta sin éxito tomar Lucena, cayendo prisionero. Los Reyes Católicos hacen una jugada que demostró ser decisiva: lo liberan tras asegurarse su alianza, incluyendo el pago de tributos. Desde Almería, hará la guerra a su padre el sultán Muley Hacén.

Esta fase se cierra con la conquista de Málaga (1487). Esta plaza era especialmente significativa por ser el principal puerto y por la reducción a esclavitud de la mayoría de sus habitantes.

Segunda fase, de 1488 a 1490

Consistió en la conquista de la parte oriental del reino (actual provincia de Almería) y el resto del territorio, excepto la capital. El Zagal se rendía a los Reyes Católicos, pasando a su servicio desde su señorío de Andarax. Granada quedaba totalmente aislada.

Tercera fase, de 1490 a 1492

Limitadas las operaciones al asedio de la ciudad, dirigido desde el campamento-ciudad de Santa Fe. Con más intrigas que acontecimientos militares, los Reyes Católicos exigieron a Boabdil la entrega de la ciudad en cumplimiento de sus tantas veces renovados pactos.

El 25 de noviembre de 1491 fueron firmadas las capitulaciones, que concedían además un plazo de dos meses para la rendición. Esta se hizo efectiva el 2 de enero de 1492.


2.- Expulsión de los judíos:


A raíz del asalto a las juderías de finales del siglo XIV muchos judíos se habían convertido al cristianismo. En 1478 en la visita que realizaron los reyes a Sevilla pudieron ver la tensión existente, los conversos eran acusados de judaizar. Ese mismo año obtenían del papa Sixto IV el permiso para nombrar inquisidores en Andalucía, aunque este tribunal existió en Aragón desde 1242 fue en 1483 cuando se introdujo definitivamente en la Corona y en 1487 en Barcelona. Los inquisidores generales eran nombrados por los monarcas y fue un tribunal que siempre estuvo bajo su dirección.

Pese a la persecución, condenas (sambenitos) y ejecuciones (autos de fe) se tomó una medida más drástica, esta fue la definitiva expulsión de los judíos de todos los territorios bajo su Gobierno en marzo de 1492 (Edicto de Granada), salvo conversión. Se calcula en unas 100.000 personas las expulsadas que formarán el pueblo sefardí.

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3.- El descubrimiento de América:

En primer lugar hay que destacar una serie de factores técnicos como la mejora de la cartografía, los instrumentos de navegación como la brújula y el astrolabio y la mejora en la construcción naval con la aparición de la nao y la carabela. Entre las causas económicas hay que señalar la necesidad de buscar una nueva ruta hacia las Indias (ruta de las Seda), debido a que con la conquista de Constantinopla en 1453 los turcos acaparaban la llegada de productos orientales de lujo como la seda o las especias. Por último están los factores políticos e ideológicos. El fin de la Reconquista produjo un ambiente de euforia sobre todo en Castilla que rivalizaba con Portugal como nueva potencia atlántica. Además, la cultura humanística impulsaba la curiosidad científica y los reyes favorecían las exploraciones cartográficas.

El descubrimiento

La figura fundamental será Cristóbal Colón, marinero de discutido origen genovés, llegado a Portugal en 1476. Presentó su proyecto de llegar a Catay (China) entre 1483 y 1485 al rey Juan II de Portugal que lo desestimó. Lo cierto es que parece que debía haber algún tipo de pre-descubrimiento o noticia de las tierras del oeste, bien por los relatos de la antigua presencia vikinga en América (Terranova y Groenlandia) o bien por alguna expedición o descubrimiento accidental portugués.

Colón se trasladó a Castilla llegando a Palos de La Frontera en 1485 y entrando en contacto con los monjes franciscanos del monasterio de La Rábida, que le acercaron a la Corona. Su proyecto estudiado por una Junta fue desestimado por dos veces. Gracias al apoyo entre otros del duque de Medina Sidonia consiguió una nueva entrevista con los reyes y firmar las capitulaciones de Santa Fe el 17 de abril de 1492. En ellas Colón recibía entre otras prerrogativas: el título de Almirante en todas las islas y tierras «que por su mano e yndustria se descubrieran o ganaran», el título de Virrey y Gobernador General de todas las tierras que descubriese, con la facultad de proponer ternas de candidatos a la elección real para cubrir todos los cargos de gobierno que debieran nombrarse en dichas tierras o la décima parte de todas las riquezas que se descubriesen y la misma proporción de los beneficios del comercio en los límites del Almirantazgo.

Entre los documentos expedidos por los Reyes Católicos el 30 de abril de 1492 sobresale una provisión dirigida a los vecinos de Palos de la Frontera, que les ordenaba servir con dos carabelas durante doce meses, en virtud de unas penas impuestas con autoridad. El costo de la expedición fue estimado en 2.000.000 de maravedíes, más el sueldo de Colón. En contra de la idea popular de que fue sufragado por «las joyas de Isabel la Católica», la mitad de dicho dinero lo prestó Luís de Santángel con fondos de la Santa Hermandad, la cuarta parte la aportó el mismo Colón -que los pidió prestados-, y la cantidad restante probablemente la derramaron banqueros y mercaderes italianos residentes en Andalucía.

Fue Martín Alonso Pinzón quien contrató los barcos. La expedición partió con tres barcos, dos carabelas y una nao: una flota de configuración similar a la utilizada por Bartolomé Dias en 1487-1488. La nao era La Santa María, propiedad de Juan de la Cosa, natural de Santoña, pero vecino del Puerto de Santa María. La carabela de menor tonelaje era La Niña, propiedad de Juan Niño, vecino de Moguer, y la pagaron los vecinos de Palos. La Pinta era de Cristóbal Quintero, vecino de Palos, y probablemente fue requisada, pues su dueño iba en el viaje «de mala voluntad». La tripulación apenas excedía los 100 hombres.

La expedición partió de Palos el 3 de agosto de 1492 y el jueves 6 de septiembre, los expedicionarios partieron desde La Gomera hacia lo desconocido. La noche del 11 al 12 de octubre a las dos de la madrugada, Rodrigo de Triana, dio la voz de «tierra»: una isla del archipiélago de las Bahamas, que bautizó con el nombre de San Salvador (Guanahaní, actual isla Watling) la travesía habría durado 34 días. Tras esta primera toma de contacto con las tierras del Nuevo Mundo, la expedición se dedicó a explorar la zona. Y a partir del día 14 descubrió cuatro nuevas islas que Colón bautizó con nombres religiosos y políticos: Santa María de la Concepción (actualmente Cayo Rum), la Fernandina (Long), Isabela (Crooked) y Juana (Cuba)

Primero Martín Alonso Pinzón, y poco después el propio Colón arribaron a Haití, a la que éste bautizó como La Española. Sin embargo, los planes de Colón se vieron profundamente alterados el día de Navidad, por un lamentable accidente La Santa Maríaencalló y fue imposible recuperarla, como en La Niña no había espacio para los tripulantes Colón hubo de tomar una importante decisión: fundó la primera colonia en tierras del Nuevo Mundo, el Fuerte de Navidad, donde quedaron 39 hombres al mando de Diego de Arana. El 16 de enero la expedición emprendió la travesía de vuelta.

Colón acabó llegando el 4 de marzo a Lisboa, ciudad en la que finalmente se vio obligado a entrar. Allí se entrevistó con Juan II quien, con amenazas y promesas, trató de beneficiarse del descubrimiento. El 15 de marzo entró en Palos e informó a los Reyes Católicos en Barcelona, a finales de abril.

Los viajes menores y los acuerdos con Portugal

Rápidamente los Reyes Católicos solicitaron del papa que confirmara su soberanía sobre las tierras descubiertas. La bula Inter Caetera, de mayo de 1493, entregaba a Castilla el derecho a tales tierras y a las que se descubriesen, a partir de un meridiano a 100 leguas al oeste de las Azores. Sin embargo, la protesta portuguesa hizo que en 1494 se firmase el acuerdo de Tordesillas modificando la línea a 300 leguas, lo cual incluía Brasil.

En el segundo viaje acabaron embarcando más de 1.200 hombres en un total de 17 buques, de los cuales 14 eran carabelas y 3 naos dejando las Canarias el 13 de octubre de 1493. Tras llegar a la isla Deseada, la expedición recorrió casi todo el arco de las Antillas Menores hasta Puerto Rico y el 22 de noviembre llegó a La Española. Para comprobar que el Fuerte de Navidad había sido arrasado y que toda su guarnición había perecido. El 6 de enero de 1494, fundó el primer asentamiento en el Nuevo Mundo, bautizado como La Isabela, al norte de la actual República Dominicana.

Se produjo un tercer viaje iniciando la singladura el 30 de mayo de 1498 desde Sanlúcar de Barrameda. Pero la situación de los colonos se había complicado tanto que los monarcas decidieron nombrar como juez a Francisco de Bovadilla, comendador de Calatrava, quien todavía tardó algún tiempo en iniciar un viaje que le llevó a Santo Domingo el 24 de agosto de 1500.

A su llegada, Bovadilla destituyó a Colón y a sus hermanos de sus cargos. Confiscó todos los bienes del descubridor y le sometió a proceso sin darle posibilidad de defenderse, acusándole de tiranía y malos tratos contra los colonos. Finalmente fueron embarcados hacia Castilla, cargados de grilletes. Los Reyes Católicos desautorizaron semejantes medidas y la dureza utilizada contra Colón. Decidieron destituir a Bovadilla, pero aprovecharon la coyuntura para retirarle a Colón la mayor parte de sus prerrogativas.

Colón empezó a preparar la expedición para su cuarto y último viaje en octubre de 1501. Contó con cuatro carabelas y unos 140 tripulantes, que salieron de Sevilla el 13 de abril de 1502 y tocaron tierra al otro lado del Atlántico el 15 de junio siguiente. El viaje fue el más azaroso de todos y a su regreso no volvería a cruzar el Atlántico. El Almirante vivió sus últimos días en una situación precaria, hasta que murió en Valladolid el 20 de mayo de 1506 en Valladolid.

América bajo el control de la Corona

Desde 1502 el estado comenzó a nombrar gobernadores y pasó a controlar directamente el nuevo territorio. Desde Santo Domingo partirán casi todas las expediciones hacia Tierra Firme en los años siguientes.

En 1503 se estableció en Sevilla la Casa de Contratación, organismo múltiple encargado de todo lo referente a América. Era aduana, almacén para preparar las naves, casa de control de emigrantes, escuela de pilotos, centro de cartografía, depósito de mercancías e institución encargada de recaudar el quinto real, el 20% de los beneficios de comercio americano, que iban a parar a las arcas reales. Todas las expediciones hacia América debían partir obligatoriamente de Sevilla, elegida por su tradición comercial y por ser puerto seguro, dad su situación interior.

Los colonos, en su mayoría andaluces, extremeños y vascos, comenzaron a ser seleccionados por la Casa de Contratación. Recibían tierras, y se les entregaba un grupo de indios, encomienda, teóricamente para ser evangelizados a trabajos e instruidos, pero que en la práctica fueron obligados a trabajos forzosos. El trabajo, la brutal modificación de sus formas de vida, pero sobre todo las enfermedades traídas por los europeos produjeron una auténtica hecatombe. Sólo a partir de 1511 gracias a las denuncias de los monjes dominicos, como fray Bartolomé de las Casas, se mejoró su situación. En 1512 las Leyes de Burgos proclamaban la libertad de los indios, pero los abusos y las denuncias siguieron sucediéndose.

El mapa de América quedó completado entre 1508 y 1516; Alonso de Ojeda reconoció la costa venezolana y Diego Ponce de León exploró La Florida. En 1515 Vasco Núñez de Balboa partiendo de Darién atravesó el istmo de Panamá descubriendo el océano Pacífico.



2.5.- Los reinos cristianos en la Edad Media: organización política, régimen señorial y sociedad estamental.


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A inicios del siglo XI los reinos cristianos se distribuían en tres grandes bloques políticos: el reino de Pamplona, que bajo Sancho III ejercía la supremacía,  el reino de León, al Oeste y los condados catalanes, al este. Pero entre los siglos XI y XIII hubo importantes cambios debido a la expansión territorial producida por las conquistas a los musulmanes, a las disputas entre reinos –que alteraban continuamente sus fronteras- y a la consideración del reino como una propiedad particular del rey, que de este modo podía unir sus posesiones a otro reino mediante matrimonio, o dividirlas dependiendo de los herederos que tuviera.

Como consecuencia de estas circunstancias se conforma una nueva realidad política:

-  Nacen los reinos de Castilla y Aragón (siglo XI) al ser repartido el reino de Sancho III el mayor  tras su muerte en 1035 entre sus hijos. Navarra le correspondió a García, que debido a la imposibilidad de su expansión hacia el sur orientó su política hacia Francia. Fernando se convertiría en el primer rey de Castilla y Ramiro lo sería  de Aragón.
-  La unión de Aragón y Cataluña (s XII) cuando el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV asumió el poder en Aragón tras su matrimonio con Petronila, hija del rey de Aragón Ramiro II el Monje (1134-1137).
-  Independencia de Portugal en 1143 tras la proclamación de Alfonso Enríquez como su rey.
-  Al finalizar el siglo XIII, los territorios cristianos abarcaban ya toda la Península excepto el reino musulmán de Granada y presentaban una división política que no cambiaría hasta los RRCC: la Corona de Castilla (Castilla y León), la Corona de Aragón (Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares), el reino de Portugal y el Reino de Navarra.

La organización política de los dos principales reinos cristianos de la España medieval buscó en el Derecho Romano los argumentos legales para el reforzamiento del poder de la corona y la unificación jurídica de los diversos territorios que controla, con resultados desiguales.

En Castilla, la monarquía era autoritaria (poder de origen divino). Con las Partidas y el Ordenamiento de Alcalá se logró unificar y centralizar la administración del reino (Hacienda, Justicia, Defensa), fortaleciendo el poder del monarca.

Aragón no era un estado unificado, sino una confederación de reinos (Aragón, Cataluña y Valencia), lo que explica la existencia de un virrey en cada uno.

La unificación legislativa se hizo, pero dentro de cada reino (Fueros-Usatges-furs). La monarquía era pactista, debía llegar a acuerdos con la nobleza, por lo que el rey tenía menos poder.

Pese a los diferentes modelos de repoblación, el modelo de sociedad feudal se consolidó a lo largo de toda la península con sus instituciones típicas como el vasallaje y los señoríos territoriales y jurisdiccionales. Los señoríos eran territorios concedidos por el rey a un particular o institución como pago por algún servicio prestado. Los territoriales fueron característicos de las zonas de repoblación por presura, ya que en el momento de su ocupación carecían de dueño. Los jurisdiccionales daban a sus beneficiarios el privilegio de la inmunidad, es decir, que el rey no se inmiscuía en sus asuntos, y sus dueños ejercían su autoridad con total independencia.

A pesar de la diferenciación teórica entre señoríos territoriales o solariegos y los señoríos jurisdiccionales, en ambos casos lo fundamental era la percepción de la renta de la tierra (desde el pago directo en especie, dinero o trabajo o por gravamen de servicios de obligado uso: pontazgo, portazgo, bosques, ríos, molinos, etc). Sólo las tierras de realengo quedaban liberadas de la presión señorial. Durante los siglos XIV y XV esta presión fue tan fuerte que los campesinos acabarían rebelándose en numerosos movimientos de signo antiseñorial (“guerras irmandiñas” en Galicia, “remensas” en Catañuña, “forans” en Mallorca…).

La sociedad medieval estaba articulada en torno a 3 estamentos: la nobleza y el clero constituían los grupos privilegiados, mientras el estado llano estaba formado por el campesinado y una incipiente burguesía de las ciudades. Los privilegiados basaban su poder en la posesión de tierras, estaban exentos del pago de impuestos y sometidos a leyes especiales. La alta nobleza se convirtió en propietaria de grandes extensiones de tierra gracias a las repoblaciones. EL clero, que también poseía grandes señoríos, completaba sus ingresos con el obligado pago del diezmo por parte del estado llano. Los campesinos mantenían una situación heterogénea dependiendo de la zona geográfica pero todos ellos tenían obligaciones hacia sus señores jurisdiccionales o hacia los propietarios de la tierra. Además también encontramos minorías religiosas y étnicas marginadas: los judíos, mayoritariamente urbanos, y los mudéjares que vivían en el campo.

12.3. La integración de España en Europa. Consecuencias económicas y sociales. La modernización de las infraestructuras. El Programa de Convergencia y la creación del euro.


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En 1962, durante la dictadura franquista, España solicitó, por primera vez su integración en la CEE, pero no obtuvo respuesta. Dos años después, volvió a intentarlo y como resultado se iniciaron unas negociaciones que llevaron al “Acuerdo Comercial preferencial” de 1970.

En 1977, establecido un sistema político democrático, el gobierno de Adolfo Suárez solicitó la integración plena en la CEE. En 1979 se iniciaron las negociaciones, a la vez que lo hacía Portugal, para la adhesión.

Fueron unas negociaciones largas y complicadas; por un lado coincidieron con un momento de crisis económica general y por otro algunos países plantearon ciertas exigencias, por ejemplo Gran Bretaña pedía la apertura de la frontera con Gibraltar y Alemania la integración en la OTAN. En 1985 se permitió el libre tránsito de personas y mercancías con Gibraltar. Respecto a la entrada en la OTAN, el último gobierno de UCD había aprobado la integración de España en la OTAN, (1982) aunque el PSOE se opuso (bajo el lema «OTAN, de entrada no» e inició una activísima campaña en la calle solicitando un referéndum). No obstante, cuando el PSOE llegó al poder, ante la evidencia de que la entrada en la OTAN estaba muy relacionada con la adhesión de España a la Comunidad Económica Europea, el gobierno socialista, tras convocar un referéndum (1986) hizo campaña a favor de la permanencia en la OTAN (aunque el gobierno obtuvo el sí, fue por un margen pequeño, y supuso una profunda decepción para muchos de sus votantes).

Además España y Portugal tenían un grado de desarrollo inferior a la media Europea.

Finalmente el 12 de junio de 1985 el Gobierno español firmó en Madrid el “Tratado y el Acta de Adhesión a las Comunidades Europeas”, que fue ratificado en el Congreso y en el Senado y en los parlamentos del resto de los socios comunitarios para entrar en vigor el 1 de enero de 1986.

La entrada de España en la CEE fue acogida con satisfacción por la opinión pública, pero planteaba unos retos muy grandes, porque la economía española, que históricamente se había desarrollado en gran medida gracias a una política fuertemente proteccionista, con unos elevados aranceles, tenía que adaptarse a un nuevo marco de relaciones económicas basadas en el librecambismo.

La integración en la CEE se hizo de forma gradual mediante un período transitorio. Durante ese periodo, paralelamente a la disminución de los aranceles, los diferentes sectores económicos tuvieron que hacer importantes sacrificios para conseguir una producción competitiva con la de los otros países comunitarios. Ello supuso la pérdida de numerosos puestos de trabajo e incluso el desmantelamiento o la disminución drástica de algunos sectores: pesca, agricultura, construcción naval, siderurgia. La contraprestación era la apertura para los productos españoles de un mercado de millones de personas con una elevada capacidad adquisitiva.

Los países miembros de la CEE decidieron acelerar el proceso de construcción europea. El Acta Única Europea (1986) permitió el establecimiento de un verdadero mercado interior sin fronteras para los países de la CEE que posibilitaba la libre circulación de personas, mercancías, servicios y capitales. Para asegurar la estabilidad en el seno de la CEE se aprobaron los denominados fondos estructurales, que han comportado el traspaso de rentas de los países económicamente más poderosos a los estados menos desarrollados de la CEE, como España.

El proceso de integración en Europa dio un paso fundamental con la aprobación del “Tratado de la Unión Europea” o tratado de Maastricht (1992), que fijó la adopción de una política económica común y el establecimiento de una moneda europea; para acceder a la moneda común los países miembros de la Unión Europea tuvieron que cumplir una serie de condiciones, especialmente el control de la inflación y del déficit público, que provocaron la adopción de unas duras políticas presupuestarias (recortes en el gasto educativo, disminución de las pensiones, reducción de las obras públicas, etc.).

En 1992 se inició un “Primer programa de Convergencia” demasiado optimista, pero la crisis económica hizo que dos años después se aprobará un “Programa de Actualización” más realista.

A partir de 1996, el gobierno del PP dio prioridad al cumplimiento de los criterios de los requisitos para acceder a la moneda única., además de poner en marcha distintos planes para alcanzar la convergencia real en renta y empleo. En 1999 se lograron los requisitos para acceder a la moneda única europea.

El euro entró definitivamente en la vida de los españoles el 1 de enero de 2002. Al evitarse los cambios la moneda única produjo menos costes en el comercio europeo pero la tendencia a la equiparación de precios en todos los países provocó un aumento de la inflación en los menos competitivos entre ellos España.

Además de la puesta en circulación de la moneda única, la integración de España en la UE trajo otras implicaciones económicas y políticas:
-La libre circulación de personas, mercancías y capitales por todos los países de la UE.
-El impulso tecnológico tanto de las empresas españolas al tenerse que convertir en empresas más competitivas como de las empresas extranjeras que se instalaron en España.
-El principio de solidaridad y cohesión entre los países más pobres y los países ricos de la Unión trajo consigo los fondos europeos, pero si en principio España fue un país receptor de los mismos actualmente se ha convertido en contribuidor.

España se halla en la actualidad plenamente integrada en la UE.

Aunque durante las últimas décadas los distintos gobiernos democráticos españoles han considerado prioritario la integración en Europa, la consolidación democrática trajo consigo nuevas líneas de actuación en el panorama internacional.

En los primeros años de la transición, España tenía tantas cuestiones internas que resolver que se desentendió de la política exterior, por ese motivo, además de la solicitud de entrada en la CEE, sólo estableció relaciones diplomáticas con los países del Este.

Pero una vez establecido los distintos gobiernos se ocuparon de las relaciones con todos los países del mundo.

La vinculación con sus socios militares (OTAN) y económicos (CEE) la llevaron a participar en la guerra del Golfo (1990) o en el envió de tropas a Bosnia.

En Iberoamérica se apoyaron los procesos de democratización y se impulsó una política de cooperación y solidaridad, fundamentalmente durante la etapa de gobierno socialista (1982-1996). Se institucionalizó la Comunidad Iberoamericana de Naciones que celebrará Cumbres de Jefes de Estado y de Gobierno anuales. Pero a partir de 1996 y con los gobiernos del PP, España se convirtió en uno de los mayores inversores en Iberoamérica, principalmente en telecomunicaciones, energía y banca. Fueron perdiendo importancia las Cumbres.

En el Mediterráneo, se establecieron relaciones diplomáticas en Israel (1986) y se buscó la pacificación de la zona lo que culminó con la Conferencia de Paz sobre el Oriente próximo en 1991. Y se intentó fortalecer las relaciones con Marruecos, no se reconoció a la República Saharaui pero tampoco se cuestionó la soberanía de Ceuta y Melilla. Aunque las relaciones con Marruecos, actualmente han mejorado siguen pasando por distintos altibajos. Tampoco se ha avanzado en el asunto de Gibraltar. 

Durante el gobierno del PP se apostó por una política de seguridad y defensa, a la vez que se fortalecieron las relaciones con los EEUU. A partir de 2001 la orientación pronorteamericana se impone a la política europeísta produciéndose un distanciamiento de Francia y Alemania.

España participa en las operaciones militares de Afganistán e Irak (2002 y 2003). El centro de la nueva política pasó a ser la lucha contra el terrorismo internacional.

Los atentados de la estación de Atocha días antes de las elecciones, de los que se consideró responsable al gobierno por su participación en la guerra de Irak, provocaron el cambio del voto de muchos españoles, lo que supuso la formación de un nuevo gobierno socialista liderado por Rodríguez Zapatero (marzo de 2004).

Fuentes:






12.2. Las etapas políticas de la democracia. Los gobiernos de la UCD. El golpe de Estado de 23 de febrero de 1981. La alternancia política: gobiernos socialistas y gobiernos del Partido Popular.

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Durante los años de gobierno de la UCD (1977- 81) se afrontaron cuestiones críticas en un clima de crisis económica y conflictividad social. Desde muchos sectores se pedían amplias reformas políticas, pero estas reformas se veían amenazadas por grupos que estaban dispuestos a imponerse mediante la violencia (grupos terroristas, sectores del ejército, partidos ultras de izquierda y de derecha).

La situación económica española se había deteriorado extraordinariamente desde finales de 1973, tras la crisis del petróleo. La inestabilidad política hacía imposible la adopción de medidas para luchar contra la crisis y a mediados de 1977 la inflación llegó al 40 %, el déficit del Estado era enorme, el paro aumentaba cada vez más y la conflictividad laboral se mantenía en unos niveles altísimos. Desde el gobierno se propuso un pacto social entre todas las fuerzas políticas para hacer frente a la situación. Tras negociar con todos los partidos se firmaron los Pactos de la Moncloa (octubre de 1977), que establecían medidas para luchar contra la inflación , una reforma fiscal (subida de los impuestos para las rentas más elevadas) y al aumento de las prestaciones de la Seguridad Social.

Suárez convocó nuevas elecciones generales (marzo de 1979), que confirmaron los resultados de las elecciones de 1977. UCD obtuvo la victoria mientras que el PSOE fue el partido más votado de la oposición. Pocas semanas después se convocaron elecciones municipales, en las cuales el PSOE consiguió la alcaldía de las principales ciudades españolas, como Madrid, Barcelona o Valencia.

En noviembre de 1978 se desmontó la llamada “Operación Galaxia”, un plan golpista que intentaba detener las reformas políticas que se estaban llevando a cabo.

A principios de 1981, en medio de una situación muy tensa, estalló una grave crisis política dentro de UCD al discutirse el liderazgo de Suárez dentro del partido, y este presentó la dimisión como presidente del gobierno. Aprovechando esta situación un grupo de militares planeó un golpe de estado que ejecutaron el 23 de febrero de 1981, cuando el Congreso de los Diputados votaba la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como nuevo presidente del gobierno. Más de 200 guardias civiles dirigidos por el teniente coronel Antonio Tejero ocuparon el Congreso de los Diputados y secuestraron al gobierno y a los diputados. Al mismo tiempo, en Valencia, el general Milans del Bosch declaró el estado de guerra y ocupó militarmente la ciudad. Durante unas cuantas horas se vivió una gran incertidumbre porque muchos generales dudaban sobre qué actitud tomar. Finalmente, el rey logró reconducir la situación (mediante un discurso televisado en el que como jefe de las fuerzas armadas, desautorizaba el golpe) y el golpe militar fracasó.

Tras el golpe se reprodujeron las disputas internas en UCD. La crisis se acentuó cuando Fernández Ordóñez, ministro de Justicia, impulsó la Ley de divorcio, que era apoyada por unos y rechazada por otros. En pocos meses UCD se fragmentó definitivamente: algunos ingresaron en el PSOE o en AP, Suárez constituyó un nuevo partido, el Centro Democrático y Social (CDS). Ante esta situación, Calvo Sotelo disolvió las Cortes y convocó elecciones generales.

Las elecciones generales del 28 de octubre de 1982 supusieron una victoria abrumadora para el PSOE, que, con la promesa del cambio, obtuvo más de diez millones de votos y una amplia mayoría absoluta. El segundo partido más votado fue AP, liderado por Manuel Fraga. Tanto UCD como el CDS sufrieron un descalabro. El PSOE mantuvo su hegemonía en sucesivas elecciones (autonómicas, municipales y generales de 1986, 1989 y 1993), hasta 1996.

Esta mayoría parlamentaria le permitió llevar a cabo, sobre todo en los primeros años, una política de modernización de España, extendiendo el régimen de Seguridad Social y generalizando la sanidad pública, implantando un nuevo sistema educativo (la LOGSE ampliaba hasta los 16 años la enseñanza obligatoria), y llevando a cabo una reforma fiscal. Algunas reformas que atentaban contra los pilares de la mentalidad franquista provocaron una grave polémica como la despenalización parcial del aborto, el reconocimiento de la objeción de conciencia y el servicio social sustitutorio.

En el terreno económico la lucha contra la inflación y el paro fueron objetivos fundamentales del gobierno y aunque se consiguió frenar la inflación (del 14% en 1982 al 8% en 1985), la lucha contra el paro fue un importante fracaso del gobierno socialista, que siguió creciendo hasta situarse en los niveles más altos de Europa, incrementado por una obligada reconversión industrial que forzó el cierre de numerosas empresas. El resultado fue un creciente descontento de los trabajadores que culminó en la jornada de huelga general del 14 de diciembre de 1988 que paralizó España. El terrorismo, que apareció en los últimos años del franquismo, se convirtió en uno de los mayores problemas de la sociedad española. ETA, que no aceptó el nuevo sistema político ni el estatuto de autonomía vasco (querían la independencia lo que ellos denominaban Euskalerria, que además de las tres provincias vascas comprendía Navarra y parte del País Vasco francés) siguió actuando mediante atentados cada vez más indiscriminados (en un primer momento solo atentaban contra los militares y los diferentes cuerpos de la política, pero posteriormente comenzaron a atacar a todos los sectores de la sociedad, como en el caso de la bomba de Hipercor). Para luchar contra ellos se creó, con apoyo del Estado, el GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) grupo terrorista que atentó contra militantes y simpatizantes de ETA, uno de los asuntos más turbios de la época socialista, que al ser sacado a la luz (los responsables fueron juzgados y encarcelados) influyó decisivamente en la derrota socialista. Pero gracias al acuerdo entre los gobiernos de España y Francia (1984), la lucha contra ETA recibió un gran impulso (Francia negó asilo político a los terroristas de ETA, país que había sido el santuario de la banda durante años). En 1989 el gobierno intentó una negociación con ETA, que fracasó (conversaciones de Argel).

Respecto a la política exterior, el último gobierno de UCD había aprobado la integración de España en la OTAN, aunque el PSOE se opuso (bajo el lema «OTAN, de entrada no» inició una activísima campaña en la calle solicitando un referéndum). No obstante, cuando el PSOE llegó al poder, ante la evidencia de que la entrada en la OTAN estaba muy relacionada con la adhesión de España a la Comunidad Económica Europea el gobierno socialista, tras convocar un referéndum (1986) hizo campaña a favor de la permanencia en la OTAN (aunque el gobierno obtuvo el sí, fue por un margen pequeño, y supuso una profunda decepción para muchos de sus votantes). El 12 de junio de 1985 se firmó el tratado de adhesión de España a la CEE, que preveía la entrada de España el 1 de enero de 1986.

Desde 1990 el descrédito del gobierno fue en aumento al hacerse públicos una serie de gravísimos escándalos que implicaban a dirigentes del PSOE: la financiación irregular del partido, el enriquecimiento ilegal de importantes dirigentes socialistas, algunos de los cuales tenían responsabilidades de gobierno (como Luis Roldán, director general de la Guardia Civil), las escuchas telefónicas a algunas personalidades políticas del país e incluso la guerra sucia contra ETA (los GAL). El clima político era muy agrio y crispado entre el PSOE y el PP. Finalmente, CiU retiró su apoyo al PSOE (en 1993 no había obtenido mayoría absoluta), y se convocaron elecciones generales en 1996.

Las siguientes elecciones se celebraron el 3 de marzo de 1996 y dieron una ajustada victoria al PP, aunque en el 2000 nuevas elecciones le dieron mayoría absoluta. Los años del gobierno de Aznar estuvieron marcados por éxitos y por fracasos. Se hizo una política económica, basada en una orientación neo-liberal, encaminada a reducir el gasto público en beneficio de la actividad privada, a la vez que se buscaban cumplir los criterios económicos de convergencia económica europea para poner en marcha la moneda única. El auge económico mundial, acompañó a esta política lo que permitió reducir el paro y sostener las pensiones.
El problema del terrorismo fue uno de los campos más complejos, sobre todo tras la crisis del verano de 1997, cuando el asesinato de Miguel Ángel Blanco, un concejal del PP tras un ultimátum de ETA, provocó una gran movilización social.

El PNV y otras organizaciones nacionalistas vascas firmaron en septiembre de 1998 el Acuerdo de Lizarra para buscar una solución al conflicto vasco, siguiendo el modelo irlandés. Cuatro días después Eta declaró una tregua indefinida, que rompió tras algo más de un año. En el año 2000 se produjo una nueva escalada de atentados. Ante esta situación PP y PSOE firmaron un Acuerdo por 6 las libertades y contra el terrorismo. Pero en general la lucha contra el terrorismo fue positiva tanto en el campo policial, como en lo político o lo judicial (ilegalización de HB, detención de numerosos comandos, ataque a su aparato de financiación y a sus medios de comunicación, etc.).

Sin embargo en otras cuestiones su actuación política creó un fuerte rechazo de la sociedad, lo que a la postre provocó su derrota electoral. Asuntos como la guerra en Irak, su intransigencia frente a los grupos nacionalistas, el Plan Hidrológico Nacional o la Ley de la Calidad de la Enseñanza fueron restándole apoyos. Los atentados de la estación de Atocha días antes de las elecciones, de los que se consideró responsable al gobierno por su participación en la guerra de Irak, provocaron el cambio del voto de muchos españoles, lo que supuso la formación de un nuevo gobierno socialista liderado por Rodríguez Zapatero (marzo de 2004).

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