A inicios del
siglo XI los reinos cristianos se distribuían en tres grandes bloques
políticos: el reino de Pamplona, que
bajo Sancho III ejercía la supremacía,
el reino de León, al Oeste y
los condados catalanes, al este.
Pero entre los siglos XI y XIII hubo importantes cambios debido a la expansión
territorial producida por las conquistas a los musulmanes, a las disputas entre
reinos –que alteraban continuamente sus fronteras- y a la consideración del
reino como una propiedad particular del rey, que de este modo podía unir sus
posesiones a otro reino mediante matrimonio, o dividirlas dependiendo de los
herederos que tuviera.
Como consecuencia
de estas circunstancias se conforma una nueva realidad política:
- Nacen los reinos de Castilla y Aragón (siglo XI) al ser repartido el reino
de Sancho III el mayor tras su muerte en
1035 entre sus hijos. Navarra le correspondió a García, que debido a la
imposibilidad de su expansión hacia el sur orientó su política hacia Francia.
Fernando se convertiría en el primer rey de Castilla y Ramiro lo sería de Aragón.
- La unión de Aragón y Cataluña (s XII) cuando el conde de Barcelona, Ramón
Berenguer IV asumió el poder en Aragón tras su matrimonio con Petronila, hija
del rey de Aragón Ramiro II el Monje (1134-1137).
- Independencia de Portugal en 1143 tras la proclamación de Alfonso
Enríquez como su rey.
- Al finalizar el siglo XIII, los
territorios cristianos abarcaban ya toda la Península excepto el reino musulmán de Granada y presentaban
una división política que no cambiaría hasta los RRCC: la Corona de Castilla (Castilla y León), la Corona de Aragón (Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares), el reino de Portugal y el Reino de Navarra.
La organización política de los dos
principales reinos cristianos de la España medieval buscó en el Derecho Romano
los argumentos legales para el reforzamiento del poder de la corona y la
unificación jurídica de los diversos territorios que controla, con resultados
desiguales.
En Castilla, la monarquía era autoritaria
(poder de origen divino). Con las Partidas y el Ordenamiento de Alcalá se logró
unificar y centralizar la administración del reino (Hacienda, Justicia,
Defensa), fortaleciendo el poder del monarca.
Aragón no era un estado unificado, sino una
confederación de reinos (Aragón, Cataluña y Valencia), lo que explica la
existencia de un virrey en cada uno.
La unificación legislativa se hizo, pero
dentro de cada reino (Fueros-Usatges-furs). La monarquía era pactista, debía
llegar a acuerdos con la nobleza, por lo que el rey tenía menos poder.
Pese a los
diferentes modelos de repoblación, el modelo de sociedad feudal se consolidó a
lo largo de toda la península con sus instituciones típicas como el vasallaje y
los señoríos territoriales y
jurisdiccionales. Los señoríos eran territorios concedidos por el rey a un
particular o institución como pago por algún servicio prestado. Los
territoriales fueron característicos de las zonas de repoblación por presura,
ya que en el momento de su ocupación carecían de dueño. Los jurisdiccionales
daban a sus beneficiarios el privilegio de la inmunidad, es decir, que el rey
no se inmiscuía en sus asuntos, y sus dueños ejercían su autoridad con total
independencia.
A pesar de la diferenciación teórica
entre señoríos territoriales o
solariegos y los señoríos
jurisdiccionales, en ambos casos lo fundamental era la percepción de la
renta de la tierra (desde el pago directo en especie, dinero o trabajo o por
gravamen de servicios de obligado uso: pontazgo, portazgo, bosques, ríos,
molinos, etc). Sólo las tierras de realengo
quedaban liberadas de la presión señorial. Durante los siglos XIV y XV esta
presión fue tan fuerte que los campesinos acabarían rebelándose en numerosos
movimientos de signo antiseñorial (“guerras irmandiñas” en Galicia, “remensas”
en Catañuña, “forans” en Mallorca…).
La sociedad medieval estaba articulada
en torno a 3 estamentos: la nobleza
y el clero constituían los grupos privilegiados, mientras el estado llano
estaba formado por el campesinado y una incipiente burguesía de las ciudades.
Los privilegiados basaban su poder en la posesión de tierras, estaban exentos
del pago de impuestos y sometidos a leyes especiales. La alta nobleza se convirtió en propietaria de
grandes extensiones de tierra gracias a las repoblaciones. EL clero, que también poseía grandes
señoríos, completaba sus ingresos con el obligado pago del diezmo por parte del estado llano. Los campesinos mantenían una situación heterogénea dependiendo de la
zona geográfica pero todos ellos tenían obligaciones hacia sus señores
jurisdiccionales o hacia los propietarios de la tierra. Además también
encontramos minorías religiosas y étnicas marginadas: los judíos,
mayoritariamente urbanos, y los mudéjares que vivían en el campo.
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