El Ejército de Tierra
Al acabar la Guerra Civil se creaba el Ministerio del Ejército de Tierra, se restablecían las Capitanías Generales y se organizaba el territorio a base de ocho Cuerpos de Ejército en la Península y dos en Marruecos. En 1940 el Ejército de tierra contaba con 10 Cuerpos de Ejército integrados por 24 divisiones que incluían los siguientes efectivos:
87 Regimientos de Infantería, 12 Regimientos de Caballería, 47Regimientos de Artillería, 14 Regimientos de Ingenieros, 12 Grupos de Intendencia, 11 Grupos de Sanidad, 10 Unidades Veterinarias, 12 Grupos de Automóviles, 12 Compañías de Defensa Química y 5 Regimientos de Carros.
Además existía una Reserva General que contaba con:
3 Regimientos de Infantería, 3 Batallones Ciclistas, 7 Tabores de Regulares, 5 Regimientos de Caballería, 10 Regimientos de Artillería, 3 Regimientos de Transmisiones, 5 Regimientos de Fortificación, 2 Batallones de Recuperación, 2 Compañías de Recuperación, 1 Compañía de Intendencia y 3 Tercios de la Legión.
Hay que recordar que los carros más modernos usados en la Guerra Civil fueron los rusos T-26, los alemanes Panzer I y diversas tanquetas italianas FIAT Ansaldo (CV 33/35), todos ellos anticuados para 1940. Además la falta de material anti tanque apropiado, el pak 36 se demostró como inadecuado para esa labor desde 1940, y la escasez de artillería de campaña, hubiesen hecho que en un hipotético conflicto armado contra las fuerzas blindadas aliadas hubiera resultado desastroso. Incluso la Infantería española, considerada por su valentía como una de las mejores del mundo, habría sido derrotada por el uso combinado de carros como el Sherman americano o el Churchill británico, junto a artillería de campaña como el 105 mm o el 25 libras inglés.
Se continuaba con la tradición táctica francesa de la Primera Guerra Mundial que tan buenos resultados había dado durante la Guerra Civil , especialmente en la batalla del Ebro. El Ejército de tierra estabaacostumbrado a una guerra de posiciones fijas, sin grandes cambios estratégicos, con una doctrina basada en asaltos frontales hasta desgastar a las tropas enemigas, que hasta los soviéticos habían abandonado desde 1940. Carente de la movilidad operacional de las unidades motorizadas de los grandes Ejércitos europeos, como se vio por ejemplo en el Norte de África (1941-1943), falto de experiencia en el uso de grandes masas de blindados (Kursk 1943) y de operaciones aerotransportadas, como Creta en 1941 o Market-Garden en 1944. Hacían cada vez más anticuada la concepción de la guerra que tenía el cuerpo de oficiales y por tanto más factible el éxito de un teórico desembarco aliado, como fue la Operación Torch de finales de 1942.
Con el inicio del conflicto mundial, y en base a la política internacional de España, comienzan los preparativos para responder a una posible agresión exterior. Se crea la IX Región Militar y, en 1943, la Primera División Acorazada, dentro de las Fuerzas de la Reserva General , la División acorazada Brunete, que contaba con nuevo material alemán como el Panzer IV y el Stug III, pero de modelos ya superados, y que comparada incluso con la recién creada Brigada acorazada búlgara era de inferior calidad. Las maniobras de 1944 en el Pirineo no hicieron más que servir para ahuyentar un más que discutible deseo alemán de intervenir en España.
Al final de la II Guerra Mundial en 1945, España contaba con los siguientes efectivos militares: 250.000 soldados de tropa, 25.000 suboficiales y 25.000 jefes y oficiales. Unas tropas que disponiendo de un material militar antiguo, no renovado desde 1939, cuando España contaba con el apoyo de los Gobiernos europeos desaparecidos tras el conflicto mundial, no podía sino considerarse como un Ejército incapaz de hacer frente a un conflicto internacional y que no podría oponerse de forma eficaz a una invasión de su territorio. Es por ello que el Ejército orientaba su principal actuación a asegurar el orden interno, como venía siendo una tradición en la historia contemporánea de España.