Este año se conmemora el 75 aniversario
tanto del final de la
Guerra Civil española como del inicio de la Segunda Guerra mundial.
Ambos hechos tienen una profunda relación, ya que sin la participación
internacional en la guerra de España no se puede comprender la formación de las
nuevas alianzas internacionales que llevarían a una nueva guerra mundial.
Contexto internacional
En la Europa de los años treinta
la tendencia general fue la de la sustitución de los regímenes democráticos por
regímenes dictatoriales o totalitarios. Existen varios antecedentes destacados.
El primero ejemplo sería Italia, donde como consecuencia de la Marcha sobre Roma, en
octubre de 1922, el nuevo jefe de Gobierno sería Benito Mussolini, jefe del
Partido Fascista Italiano. La convulsa situación italiana y el miedo de las
clases altas y el Ejército hacia una posible revolución bolchevique hicieron al
rey Víctor Manuel III aceptar la renuncia del Gobierno y llamase como nuevo
jefe del Gabinete a Mussolini. El segundo ejemplo es el de Alemania. La
situación socio-política era absolutamente inestable. La crisis económica tocaba
techo en 1932, año en que fueron convocadas tres elecciones al Reichstag. Las dos primeras fueron
ganadas por el NSDAP de Hitler. Tras ellas el anciano presidente de la República de Weimar, el
mariscal Hindenburg, decide encargar la formación de Gobierno a Hitler.
Disueltas las cámaras y a pocos días de las nuevas elecciones el incendio del
Parlamento permitirá a Gobierno la aprobación de unas leyes especiales de
protección del Estado, que le permitió la detención de los opositores de
izquierdas y en ese ambiente se celebraban las elecciones que le otorgaban la
mayoría absoluta. Otros países que transformaron sus sistemas políticos a lo
largo de la década de los años treinta en dictaduras fueron Portugal,
Yugoslavia, Rumania, Bulgaria, Grecia, Hungría, Polonia, Estonia, Letonia, Lituania
y Finlandia. Por lo tanto se puede hablar de una tendencia general hacia los
regímenes dictatoriales. Igualmente, hay que señalar a la URSS como país totalitario, con
lo cual, realmente democráticos tan sólo encontraríamos en 1936 a Francia, Reino Unido,
Checoslovaquia, el Benelux y las monarquías escandinavas.
La formación de bloques.
Una vez comenzada la Guerra Civil Española
en Europa se puede hablar de la formación de tres tendencias respecto a la
misma. En primer lugar los simpatizantes del Gobierno republicano. Francia en
un primer momento y desde luego la
URSS , casi único apoyo del Gobierno durante toda la guerra.
Pero además hay amplios sectores europeos que apoyan a la República. En
términos generales se puede decir que la opinión pública de los países
democráticos era más favorable al Gobierno Republicano. Evidentemente el mundo
obrero de toda Europa estaba netamente a favor de la República. Por otro
lado tenemos al mundo de la cultura. Por España pasarán corresponsales,
intelectuales o fotógrafos de la talla de Hemmingway, Orwel, Brecha, Neruda o
Cappa. Se llegará a celebrar un Congreso Internacional de Intelectuales
Antifascistas en Valencia y el asesinato de Lorca o el cuadro de Picasso “El
Guernica” harán que el mundo intelectual se encuentre volcado a favor del bando
republicano.
Por su parte el bando nacional
recibirá sus principales apoyos de los países totalitarios europeos, esto es,
Italia y Alemania, además de la inestimable ayuda de Portugal. Los sectores
católicos también apoyarán al Alzamiento, como los irlandeses o sobre todo
sectores muy significados de El Vaticano. Los distintos partidos y grupos de
extrema derecha europeos enviarán voluntarios a España, caso de Francia o
Rumanía (Los otros internacionales). Y no hay que olvidar que el Partido
Conservador británico no veía con malos ojos la sublevación de una parte del
Ejército en España, considerando que impondría el orden necesario.
Finalmente habría que hablar del
grupo de los países neutrales. Encabezados por Francia y el Reino Unido pero al
que muy pronto se sumarían la mayoría de las naciones europeas, sobre todo por
el temor que la guerra española pudiese significar un nuevo conflicto en
Europa. Este miedo explica la
celebración en Londres de una conferencia internacional.
El comité de no intervención
En las primeras semanas de la
guerra los nacionales consiguieron el envío de ayuda militar por parte de
Italia y Alemania. Por su parte la
República consigue la compra de material de guerra en
Francia, Checoslovaquia y Polonia. De ellos Francia es que más simpatías tenía
con el Gobierno español. En Francia también gobierna el Frente Popular, con
León Blum, pero una ayuda de éste a la República española tendría posibles consecuencias
negativas en su país. El Estado Mayor francés le hace saber al Presidente que
una mayor implicación en el conflicto podría desencadenar también en Francia
una sublevación popular o lo que sería peor una guerra con Alemania. Ante esta
situación se realizan consultas ante el Gobierno británico para conocer cual
sería su postura ante una posible guerra entre Francia y Alemania. La respuesta
es clara, el Reino Unido no piensa apoyar a Francia en caso de guerra. Para el
Foreing Office británico lo que sucede en España es una guerra entre revolucionarios
marxistas y militares conservadores y casi se prefiere la victoria de estos
últimos. Además, el Reino Unido lo último que desea en esos momentos es una
nueva guerra en Europa. Esta es la principal razón por la que se convocó el
Comité de no Intervención en Londres durante ese verano de 1936. Los 27 países
asistentes firman un acuerdo final. En él se establece un embargo total de
armas para ambos contendientes. El cierre de fronteras. Una serie de patrullas
navales para evitar el tráfico de armas. Y aunque se sopesó un bloqueo aéreo se
desechó al considerarlo inviable. El resultado fue un tremendo fracaso. URSS,
Italia y Alemania no dejaron de enviar armas y hombres durante toda la guerra.
Portugal jamás cerró su frontera. El bloqueo naval era válido solamente para
los barcos de las naciones firmantes, lo cual por ejemplo excluía a los de
pabellón español. Sin embargo este comité consiguió su objetivo fundamental y
es que Francia y el Reino Unido tuviesen la conciencia tranquila y sobre todo
no se viesen afectados por la guerra.
Las ayudas militares a cada bando
Hay que considerar que es casi
imposible poner de acuerdo a los historiadores sobre el número exacto de
armamento enviado a España, lo que si es cierto es que las cifras son muy próximas
por lo que una ligera variación es muy posible pero no enormes diferencias en
cuanto a los números totales (1). Asimismo, el material de guerra no tiene
importancia en relación directa a los fríos números. Por ejemplo, contar
tanques como el que cuenta balas de fusil no es posible, las prestaciones,
características, armamento o blindaje hace que un CV 33/35 italiano no pueda
ser comparado con un T-26 soviético. No conocer la diferencia entre uno y otro
imposibilita para hacer valoraciones sobre el material comprado o recibido por
ambos bandos.
Aunque el Gobierno republicano
recibió ayuda fundamentalmente por parte soviética varios fueron los países que
le prestaron ayuda. Igualmente, hay que tener en cuenta que
España poseía una de las reservas más grandes de Europa de divisas y oro, fruto
de la beneficiosa neutralidad durante a Primera Guerra Mundial, por lo que,
casi nada del material recibido por los republicanos fue gratuito. La ayuda
militar a la República
fue escrupulosamente cobrada por los distintos países y traficantes de armas,
especialmente por parte soviética a cuenta del oro depositados en Moscú. Además,
se podría considerar cierto número de aviones y armas ligeras fabricados en
España pero con patente soviética como ayuda internacional. Por lo tanto sería
más adecuado hablar de la compra de material de guerra por parte del Gobierno
republicano que de “ayudas”.
El principal país que prestó
ayuda militar al bando republicano fue la URSS de Stalin. Entre 1936 y 1938 se enviaron a
España unos 165 barcos con material de guerra, además, por la frontera francesa
cruzaron en varios momentos material con el mismo fin, como por ejemplo antes
de la ofensiva del Ebro en 1938. El primero de los cargueros con armamento
llegó al puerto de Cartagena el 4 de octubre de 1936. La ayuda militar
soviética puede cifrarse en unos 1.000 aviones (400 chatos, 300 moscas, 100 Katiuska o 113 Natasha), sobre los 800 tanques (T-26, BA-6, BT-7, etc), 2.000
piezas de artillería de diversos calibres, 30.000 ametralladoras, medio millón
de fusiles, etc. Además, habría que sumar toneladas de ropa, medicinas,
gasolina, petróleo, lubricantes, etc. Hay que destacar de forma significativa a
los asesores soviéticos, realmente y sobre todo al inicio tripulaciones enteras
que participaron directamente en el combate. Se puede calcular su número en
torno a los 3.000.
Igualmente hay que referirse a
las Brigadas Internacionales. Formadas por voluntarios de todo el mundo que
fueron reclutados para combatir en España contra el Fascismo. La idea partió de
Moscú y se favoreció que los distintos partidos u organizaciones sindicales
reclutasen voluntarios para la guerra. Luego se les haría entrar en España. Se
calcula que el número aproximado de brigadistas a lo largo de la guerra debió
ascender a unos 70.000. En su mayor parte franceses, italianos y británicos,
pero realmente de todos los países, alemanes, húngaros, checos, americanos etc.
Otra nación que ayudó al Gobierno
republicano fue Méjico, en esos momentos gobernada por Lázaro Cárdenas, además
de su apoyo diplomático o moral envió 20.000 fusiles, 28 millones de cartuchos,
8 baterías de artillería, unas decenas de camiones y varios aviones de
fabricación estadounidense. El resto de naciones no es que ayudasen a los republicanos,
sino que más bien les vendieron material de guerra como Polonia que entre otros
vendió varios obsoletos tanques Renault FT-17 durante los primeros meses de
guerra y Checoslovaquia unos 50 aviones. La consideración como material de
guerra de lo comprado produce más que sonrojo, ya que ambas naciones o bien ya
les habían dado de baja de sus propias unidades o bien iban a causarla dentro
de muy poco. También Francia vendió
armamento a la República ,
cabría destacar varios bombarderos Potez 54 y cazas Dewoitine 371, pero estas
ventas fueron muy limitadas y fundamentalmente durante los primeros meses de
guerra.
Por su parte el bando nacional
tuvo como principales ayudas las recibidas de Italia, Alemania por orden de
importancia. Resulta curioso que en este caso si que se pueda hablar de ayuda bastante
desinteresada, por ejemplo Italia al terminar la guerra cedería al Ejército
español casi todo su material.
Italia, sin lugar a dudas, fue el
país que más ayudó al bando nacional. No solo mediante la venta de armamento de
todo tipo si no también con el envío del CTV (Corpo di Truppe Volontarie). Se
puede cifrar en unos 75.000 los italianos que a lo largo de la guerra pasaron
por este cuerpo integrado por varias divisiones de camisas negras e incluso una
del mismo Real Ejército Italiano, la división Littorio. Además, se envió a
España cerca de 800 aparatos (376 Fiat CR 32, 100 Savoia 79 etc.) unas 2.000
piezas de artillería, 150 tanquetas CV 33/35, 240.000 fusiles y cantidades
ingentes de pertrechos, balas, bombas, repuestos etc. Asimismo, hay que añadir que tanto la Real Marina italiana
como la Real fuerza
aérea participaron directamente en misiones sobre la España republicana,
especialmente en la zona de Levante. Alemania por su parte prestó ayuda
material a los nacionales suministrando, unos 150 Panzer I, aproximadamente 700
aviones, desde los cazas Me-109 y He-51 a bombarderos He-111 y Ju-52, artillería antiaérea
Flak 88 o antitanque Pak 36, además de camiones, transportes, fusiles etc. En
general fue de menor cuantía y volumen que la italiana pero de mejor calidad en
todos los aspectos. Además, los voluntarios alemanes se integraron en una
unidad propia la Legión Cóndor , que sólo
dependía del Cuartel General del Generalísimo. Aproximadamente a lo largo de la
guerra debieron pasar unos 4.500 alemanes. (2)
A estas ayudas habría que añadir
a voluntarios de diversas procedencias: Rumanos, rusos blancos exiliados,
sudamericanos o los franceses del coronel Courcier. Nunca llegaron a crear
unidades propias siendo encuadrados en el tercio de extranjeros o requetés
vascos. Apenas serían unos pocos centenares. Por su parte los católicos
irlandeses reclutaron un grupo de voluntarios al mando del general O´Duffy. Su
comportamiento muy poco disciplinado llevó al mando a ordenar su disolución
como unidad e integración en la
Legión. Más destacada
fue la ayuda portuguesa. En cuanto a hombres se favoreció el alistamiento de
unos 2.000 hombres, los conocidos “Viriatos”
Sin embargo, el principal apoyo portugués vino de su posición estratégica. Sus
puertos siempre sirvieron de fuente de suministros a las tropas nacionales. (3)
Conclusión
A modo de resumen se podría
valorar toda esta ayuda de la siguiente manera. Por un lado la llegada de todo
este material lo que hizo fue alargar la guerra. Por otro, el material recibido
por ambos bandos puede considerarse bastante equilibrado. El comité de no
intervención no sirvió absolutamente para nada, salvo para calmar las
conciencias de los Gobiernos de Francia y el Reino Unido. Los principales
países involucrados en la guerra fueron la URSS e Italia y Alemania, lo que les llevaría a
acercar posiciones y finalmente firmar el Pacto de Acero en 1939. La anexión de
Austria por parte de Alemania, el anschluss,
se producía en 1938 ante la pasiva mirada de franceses y británicos y con el
visto bueno italiano. De igual forma la
crisis de los Sudetes, en septiembre de 1938, la total anexión de la República Checa
por Alemania, en marzo de 1939, y la de Albania por parte italiana, un mes
después. Por supuesto ni franceses ni británicos hicieron nada. Parece por tanto lógico concluir que la
intervención germano-italiana en la Guerra Civil tuvo como consecuencia la alianza de
estos dos países en la futura Segunda Guerra Mundial.
Notas:
(1)
El principal estudio sobre la venta de material de
guerra corresponde a HOWSON, Gerald. Armas
para España. Barcelona: Península,
2000.
(2)
Para las primeras ayudas alemanas ver, RODRIGO
FERNANDEZ, Rafael. “Operación Fuego Mágico”
SERGA. Nº 60. Madrid, julio 2009.
(3)
Sobre la participación portuguesa consultar. Guerra
Civil 1936. Los Viriatos [en línea].
<http://www.guerracivil1936.com/web/index.php?option=com_content&task=view&id=133&Itemid=139>
[consulta: 1 de octubre de 2009]
Bibliografía:
HOWSON, G. Armas para España. Barcelona: Península, 2000.
MANRIQUE GARCIA, José María y
MOLINA FRANCO, Lucas. Las armas de la Guerra Civil española.
Madrid: Esfera de los Libros, 2006.
MESA, José Luis. Los otros internacionales. Madrid:
Barbarroja, 1998.
RODRIGO FERNANDEZ, Rafael.
“Operación Fuego Mágico” SERGA. Nº 60
(julio-agosto 2009). Madrid, julio 2009.
VIDAL, César. Las Brigadas
Internacionales. Madrid: Espasa Calpe, 1999.