Fuente:
Archivo particular de Luciano Martín González
El objetivo principal de esta tesis ha sido conocer con
la mayor exactitud posible cómo era el
Ejército durante el primer franquismo, su composición, organización,
despliegue, armamento y material, así como saber cuál fue el papel que desarrolló el
Ejército en manos del régimen durante el periodo estudiado, ya que fruto de ese
conocimiento se podrá entender mejor cómo esta institución desempeñó una labor
clave en el afianzamiento del franquismo y así mejorar la comprensión de ese
periodo.
Las Fuerzas Armadas fueron probablemente la
institución más importante en el mantenimiento del franquismo durante casi
cuarenta años, especialmente durante una larga posguerra que se extendió desde
la finalización de la Guerra Civil, en abril de 1939, hasta la supresión del
Estado de Guerra, en noviembre de 1947 razón por la que se ha elegido ese marco
temporal para el estudio. Durante ese periodo, el Ejército de Tierra fue un
instrumento del régimen al que sirvió como pilar fundamental en su
consolidación.
Pese a la publicación en los últimos años de algunas
obras de gran calidad sobre las Fuerzas Armadas durante el franquismo (PUELL DE
LA VILLA, F. y ALDA MEJÍAS, S. (Eds.). Los
Ejércitos del Franquismo (1939-1975). Madrid: Instituto Universitario
Gutiérrez Mellado.) Seguía faltando un estudio y un análisis de cuál fue la
función del Ejército durante el periodo comprendido entre 1939 y 1947, estudio
que tuviese como base principal la documentación elaborada por los distintos
organismos militares.
Esta es la principal novedad y aportación de este estudio.
Ya que para su realización se han trabajado más de 20.000 documentos internos del propio ejército español, siendo
casi 2.000 de ellos inéditos hasta el momento, los cuales han sido la base fundamental
de esta tesis. Todos y cada uno de ellos han sido estudiados, analizados y
contrastados para rebatir o confirmar las principales hipótesis que hasta ahora
la bibliografía ha presentado como las más verosímiles sobre el rol del
Ejército y su situación material.
Espero que gracias a Este estudio se pueda conocer
mejor al Ejército de tierra a través de su propia documentación sin tener que
recurrir ya a informes de terceros países. Por lo que esta tesis viene a
rellenar un espacio vacío muy importante en la historiografía española sobre
la realidad del Ejército de Tierra en la
España de posguerra. Sin embargo, este trabajo de investigación no se ha
planteado como una mera descripción de nombres, armamento o acciones militares,
sino que los datos han sido analizados y puestos en relación con dos cuestiones
primordiales.
Primero, cómo el Ejército desempeñó un rol clave en
el fortalecimiento del franquismo, ya que por un lado defendiendo al régimen de
los enemigos internos maquis o guerrilla y por otro fue un instrumento
utilizado por el dictador para el ejercicio del poder.
En segundo lugar, realizando un análisis comparativo
con otros Ejércitos de la época para comprender mejor cómo la situación de
personal y material de las unidades condicionó la política exterior española
durante la Segunda Guerra mundial.
FUENTES
Para la realización de este trabajo de investigación
he utilizado fundamentalmente fuentes internas del Estado Mayor del Ejército y
de las distintas Direcciones Generales y Secciones del ministerio del Ejército
español, muchas de ellas inéditas hasta ahora. Esto representa una gran novedad
en el conocimiento de la institución militar de la época, ya que con esta tesis
se puede por fin ofrecer una visión desde dentro del propio Ejército de cuál
era su situación material y de personal, así como los principales problemas que
se presentaban en las regiones militares, desmontando de este modo la imagen
que quiso trasmitir la propaganda de la época a través del Boletín Oficial del
Estado, el NO-DO o publicaciones militares como la Revista Ejército, entre otros medios, de que España era una gran potencia
militar que contaba con un poderoso Ejército que le hubiera permitido la
consecución de un nuevo imperio.
Toda la
documentación ha sido analizada para poder contrastar los informes y memorias
elaborados por los distintos organismos dependientes del Ejército con los que
hasta ahora ha manejado la historiografía sobre el tema. Pero la información de
origen militar no puede ser aceptada sin más, ya que en su elaboración podrían haber
influido muchos factores como el no elevar las críticas sobre la realidad, tal
vez buscando el favor de los oficiales superiores en vistas un ascenso o una
mejora en el destino. O tal vez fueron influenciados por los sobornos
repartidos por el Foreing Office entre el generalato. Por eso toda la
documentación consultada ha sido analizada y contrastada con detalle para poder
afirmar la veracidad de la misma o refutar lo que en ella se indica.
Los archivos origen
de esta documentación han sido fundamentalmente el Archivo General Militar de
Ávila, el Instituto de Historia Militar de Madrid, el Fondo Varela del Archivo
Municipal de Cádiz y la Fundación Nacional Francisco Franco.
Como fuentes
bibliográficas para esta tesis han sido utilizadas las memorias publicadas por
algunos de los generales más importantes de periodo, como por ejemplo las de Alfredo
Kindelán.
También se ha recurrido para la realización de
este trabajo a la lectura de biografías de alguno de los principales actores
del periodo estudiado, como por ejemplo la del general José E. Varela, (MARTINEZ
RODA)
ESTRUCTURA DEL TRABAJO Y CONCLUSIONES
PARCIALES
Este trabajo está estructurado en 6 capítulos
En el primero de ellos corresponde a los antecedentes
y al Marco Histórico. En él se traza una breve evolución del Ejército desde el
siglo XIX hasta el final de la guerra civil.
Y aunque no es objeto de este estudio
el definir la naturaleza del régimen se ha estudiado el primer franquismo: sus fundamentos ideológicos, bases sociales y familias,
las leyes fundamentales del régimen, la coyuntura internacional, el exilio,
oposición y represión, así como la autarquía y el racionamiento.
En el segundo capítulo titulado “Un Ejército
para después de una guerra” se estudia la organización del ministerio del
Ejercito, los cuerpos armados y la organización territorial
Existe un debate historiográfico sobre las razones que motivaron la
creación de tres ministerios militares en 1939 que aspiro a poder cerrar
definitivamente.
He podido comprobar documentalmente que la opinión de crear tres
ministerios fue la que expusieron los generales Kindelán, Dávila, Vigón y
Varela en las discusiones que se sucedieron entre enero y agosto de 1939 sobre
la idoneidad de crear uno, dos o tres ministerios. Además, en todo caso hay que
señalar que hasta 1936 en España siempre existieron dos ministerios y no uno tendencia que comenzó a generalizarse en la
década de los años 50.
La organización definitiva del Ministerio fue
sometida a la aprobación del jefe del Estado, general Francisco Franco, en
varias reuniones mantenidas entre el Generalísimo y el ministro Varela a lo largo
del mes de agosto de 1939. Las cuales he constatado documentalmente.
Tras un intenso estudio y análisis de la
documentación se puede afirmar que la decisión de la creación de tres
ministerios tenía como objetivo la mejora de los trabajos “burocráticos”, que
esta medida se tomó en 1939 y que en ella participaron generales como Dávila,
Vigón, Varela y Kindelán.
También en este capítulo se estudia la
organización territorial.
En todos los informes del Estado Mayor de posguerra a los que he tenido
acceso se justificaba la nueva estructura regional por la necesidad de
conjugar, de la mejor manera posible, las unidades existentes sobre el
territorio con la facilidad de las comunicaciones y la disponibilidad de
realizar un reclutamiento equilibrado.
Por lo que concluyo afirmando que su despliegue no fue motivado por querer
ser un ejército de ocupación, sino que respondió a razones organizativas.
La única modificación de la organización territorial se produjo el 1 de
marzo de 1944 cuando se creó la IXª región.
La razón que llevó al Ministerio a la creación de esta Región no parece
que haya que buscarla en el deseo de una defensa más efectiva del Estrecho
frente a una invasión anglo-americana, sino en una mejora de las
comunicaciones, reclutamiento y otras facilidades apuntadas previamente por el
EME en sus informes que están fechados en 1941, es decir más de un año antes
del inicio de la operación Torch
El apartado final de este capítulo está dedicado a los Cuerpos Armados:
Organización y despliegue: plantillas “naranjas” de septiembre de 1939, plantillas “azules” de
abril de 1940, plantillas “verdes” de agosto de 1943, variaciones de 1945 y
1946 y las unidades de la serie 100
He podido documentar
los numerosos cambios y la evolución del número de divisiones, aunque sería muy
interesante en un futuro profundizar en el estudio de las unidades de la
denominada como serie 100.
Gracias a esta tesis se
puede saber sin género de dudas el número de división con la que fue contando el
Ejército durante el periodo estudiado.
Así, en 1939 el
Ejército contaba con 25 divisiones, a las que había que sumar dos de la serie
100, totalizando por lo tanto 27 divisiones. Tras la entrevista de Hendaya se
planificó, en noviembre de 1940, movilizar hasta 50. Informe que he estudiado y
analizado. En 1943, siendo ministro el general Asensio, se redujeron las
divisiones a 22 aunque habría que sumar nueve de la serie 100, llegando a
totalizar el Ejército 31 en 1945. Finalmente, esas nueve divisiones de la serie
100 fueron desmovilizadas durante el periodo 1945-1947 quedando reducidas
finalmente a 22.
En el capítulo tercero he analizado la situación
material del Ejército al que califico como un ejército en alpargatas.
En primer
lugar he trabajado los informes sobre la situación del Ejército. Los
primeros de ellos elaborados entre septiembre de 1939 y
finales de 1940. Destacan, el primer informe de Martínez Campos: 8 de mayo de
1940, los informes elaborados por el OKW entre agosto de 1940 y octubre de 1940
y el segundo informe de Martínez Campos de diciembre de 1940. Todos ellos apuntan a las mismas deficiencias
y carencias. Además, todos los informes coinciden en la conveniencia de que
España permanezca neutral, ya que se carecía de medios blindados, artillería
anti-tanque o anti-aérea, no sería posible una rápida movilización y que se
carecía de las materias primas necesarias.
He comprobado
documentalmente que esta opinión fue la predominante en el generalato y cuerpo
de jefes y oficiales, y que es anterior al inicio de la operación de sobornos
desarrollada por los británicos. Pienso que el informe presentado por Martínez
Campos, en mayo de 1940, es un fiel reflejo objetivo de la situación del
Ejército, exento de toda influencia externa o patriotismo. Así, los sobornos
británicos no hicieron sino reafirmar una opinión favorable a la neutralidad
que era dominante en el Ejército con lo que la influencia de los sobornos en la
neutralidad española no fue tan determinante.
He dedicado
un apartado del capítulo al estudio de la situación de personal y del material.
Documentando la escasa capacidad de movilización y
falta de mandos profesionales adecuados,
Además, el armamento de infantería
era escaso y con multiplicidad de calibres. La Artillería de campaña, antiaérea
y de costa suponía un verdadero Talón de Aquiles. Al punto que los informes
internos del EME, que no de los posibles generales sobornados, afirmaban sin
tapujos que: “Nuestro estado en esta cuestión es verdaderamente
lamentable, pudiendo asegurarse que las unidades de Ejército en caso de una
campaña seria estarían totalmente indefensas contra los ataques aéreos”
No
se contaba con carros de
combate modernos. Solamente se contaba con existencias de municiones y
material de trasmisiones, de zapadores, vehículos, carburante, material
ferroviario y de intendencia para un periodo máximo de tres o seis meses,
dependiendo del capítulo.
También
he documentado los problemas de acuartelamiento, alimentación y vestuario de
las tropas, la falta de capacidad de la industria militar. Aspectos que
merecerían un futuro estudio en mayos profundidad.
Y
finalmente he estudiado las compras de armamento y los acuerdos con Alemania:
Plan Bär, plan Eltze y plan Ankara. Aunque este apartado ya ha sido estudiado
con gran detenimiento por Lucas Molina.
La
conclusión general del apartado ese que el Ejército español de posguerra era un
ejército falto de personal profesional, carente de armamento moderno y escaso
de suministros y del material adecuado. esa fue la conclusión a la que llegó,
ya en mayo de 1940 el jefe del EME, el general de artillería don Carlos
Martínez de Campos, el cual elevó varios informes al ministro Varela, mostrando
esa valoración tan demoledora como concluyente, presentando la verdadera
situación del Ejército español en ese momento. Esta opinión es la que considero
como la más verosímil pues he comprobado documentalmente que sigue la misma
línea de los varios centenares de informes inéditos que he podido consultar;
además, al ser la documentación de diverso origen (EME, Subsecretarías,
Direcciones Generales, Capitanías generales y hasta de los Estados Mayores de
las distintas unidades) lo que hace muy difícil pensar que toda ella esté
sesgada de alguna manera para maquillar la situación de las unidades, bien por
intereses personales o por los conocidos sobornos británicos.
En el capítulo cuarto, bajo el título de “El
Ejército, pilar del régimen” he analizado las operaciones militares en defensa
del nuevo Estado.
En la España de posguerra el orden público quedó en
manos militares, cuya primera línea fue la formada por la Guardia Civil y la Policía
Armada. Por lo que en España no se puso la defensa interior del régimen en
manos de las milicias u organizaciones del partido como fue el caso de Italia o
Alemania.
Cuando el problema excedía a las capacidades de la
Guardia Civil se formaron columnas de
operaciones especiales. Así he estudiado la Columna de Operaciones de Asturias
(1939-1940), trabajo que presenté en 2013 en el Tercer Coloquio Internacional
de Historia Bélica CIHBE de la Universidad de Cantabria. También las
operaciones de la División destacada de Caballería en los Montes de Toledo (1940-1942),
que presenté en diciembre pasado en el Seminario Internacional
sobre La violencia y sus relatos (1936-1948) en la Universidad Autónoma de
Barcelona. Así como la más conocida Invasión del Valle de Arán (1944).
Finalmente en el capítulo quinto analizo al Ejército como un instrumento
del régimen. He estudiado el Plan de movilización de noviembre 1940, aunque
convendría hacer un estudio mucho más minucioso del mismo a fin de establecer
que posibilidades reales tenía España de poder cumplir tal plan.
También he estudiado la
planificación de defensa del territorio nacional en Baleares, estudio que
publique en 2014 en la RUHM, así como en los posibles teatros de operaciones de
Gibraltar y el Estrecho, Canarias y el Protectorado de Marruecos. Aportando nuevos datos sobre la unidades
allí desplegadas o la situación material de las mismas.
He podido comprobar como en todos estos planes, que al final solamente
quedaron en el papel, se percibe el miedo a una invasión ante la incapacidad de
afrontar una defensa efectiva de España o una incapacidad propia para realizar
operaciones ofensivas, salvo ayudas de calado por parte de Alemania.
Conclusión:
La conclusión final a la que se puede llegar tras el análisis de
gran parte de la documentación interna del Ejército de Tierra, del Ministerio,
del EME y de los archivos personales de los ministros, es que el Ejército
español de posguerra estaba escasamente dotado de armamento, tenía falta de
personal cualificado, oficiales, suboficiales y miembros del CASE, y presentaba
graves deficiencias en su motorización, faltando motocicletas, coches y
camiones. Además, carecía de los suministros necesarios para participar en una
guerra, destacando sobre todo la incapacidad del abastecimiento de combustible.
También la propia debilidad industrial del país y la autarquía económica
impidieron dar solución a todos esos problemas, los cuales fueron empeorando
con el paso de los años, pese a algunas compras de material y suministros en
Alemania y otros países. Elementos que podemos ahora medir y cuantificar exactamente
con los datos que presentamos en este trabajo.
Así pues, la principal labor de la institución militar y en
concreto del Ejército de Tierra fue la defensa del régimen del enemigo
interior, huidos, guerrilleros y maquis, labor que desarrolló con eficacia en
colaboración con la Guardia Civil y la Policía Armada en tres operaciones en
Asturias, los Montes de Toledo y el Valle de Arán. Sin embargo, su debilidad
condicionó la participación española en la Segunda Guerra mundial, algo que
hubiese satisfecho a muchas de las autoridades políticas de la época,
principalmente a los falangistas, deseosas de la construcción de un nuevo Imperio,
y pese a que se trazaron diversos planes de operaciones que contemplaban
ataques a Gibraltar o el Protectorado francés de Marruecos estos nunca pasaron
del papel debido a la debilidad de las unidades, elemento perfectamente
conocido por la máximas autoridades civiles y militares, incluido el jefe del
Estado, gracias a las decenas de informes reservados y secretos que fueron
elaborados por el Estado Mayor del Ejército durante esos años, los cuales han
sido la base de esta tesis.
Así, fue gracias a la
fidelidad y lealtad del Ejército en los difíciles años de la posguerra,
mediante las operaciones militares de limpieza de los montes de Toledo,
Asturias y Pirineos, el suministro de los cuadros directivos al naciente
régimen, ministros, directores de empresas públicas y cargos intermedios de la
administración, y la organización y diseño de planes de Defensa Nacional ante
un ataque de alguna de las potencias inmersas en la Segunda Guerra mundial, que
el régimen franquista pudo consolidarse durante los difíciles años de la
posguerra y mantenerse durante casi cuarenta años. El Ejército de Tierra
español, estuvo mal dotado de armamento, escaso de suministros de todo tipo y
falto de personal, una situación acorde con la España de posguerra donde la
miseria, el hambre y la escasez eran habituales. Aun así, cumplió con su papel clave
de defensor del orden público sirviendo como instrumento y pilar en la
consolidación del régimen franquista durante la posguerra, periodo que se
extendería hasta la supresión del Estado de guerra en noviembre de 1947.
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