La situación geoestratégica de las islas Baleares en el Mediterráneo Occidental las convirtió en una pieza importante durante los primeros meses de la Segunda Guerra Mundial. Conscientes de ello, las autoridades militares españolas mejoraron sus defensas en previsión de que alguna potencia extranjera quisiese hacerse con su control mediante un desembarco aeronaval. Durante ese periodo el Comandante General de las islas, el general Kindelán, fue informando al ministro del Ejército, general Varela, de la realidad de la guarnición y de las defensas de costa. Analizando esa correspondencia y los documentos reservados del Estado Mayor se puede reconstruir ese periodo.