4.4.- Ideas fundamentales de la Ilustración. El despotismo ilustrado: Carlos III.


 La Ilustración

La Renovación ideológica:

Los ilustrados sometieron en sus escritos a la sociedad y al hombre a un análisis científico, que prescindió de tradiciones y hechos presupuestos.

El hombre era para los ilustrados un ser social, dirigido por la razón, y que buscaba la felicidad. Esta se basa en el bienestar y se mide por la cantidad de riqueza. Los ilustrados creyeron que la sociedad entraría en una época de progreso indefinido, regido por la razón, la educación y la actividad económica.

Los ilustrados en España fueron una reducida minoría de pertenecientes a la clase de hidalgos o pequeña burguesía que ejercía profesiones liberales o cargos de funcionario.

En la primera generación de ilustrados destacaron el padre Feijoo, cuya obra se centró en la divulgación de la ciencia de Newton y en la crítica a los prejuicios tradicionales y las supersticiones  (Teatro Crítico, 1726),  y el padre Enrique Flórez. En la segunda mitad de siglo fueron los políticos Campomanes, Floridablanca, Aranda y Jovellanos. Sus obras de gobierno buscaron el desarrollo económico, el estudio de disciplinas científicas y la revalorización del trabajo.

El florecimiento de la cultura coincidió con el culto a las ciencias, que forjó una generación de figuras notabilísimas en todos los campos: Jorge Juan, Antonio de Ulloa, el botánico Casimiro Gómez Ortega, Celestino Mutis o Félix de Azara. En 1735 Antonio Ulloa y Jorge Juan encabezaron una expedición geodésica. En 1775-1779 Mourelle de la Rúa llegaba hasta las costas de Alaska. Y en 1788 se produjo la expedición de Malaespina.

Y en el campo de la literatura y el arte destacan las figuras de José Cadalso (Cartas Marruecas), Moratín (El sí de las niñas) y Goya (Los fusilamientos de Príncipe Pio).

Los ilustrados tuvieron diversos enfrentamientos con la Inquisición, siempre pendiente de cualquier desvío de la ortodoxia, y con la orden de los Jesuitas, que monopolizaban la educación española. En 1767, Aranda, consiguió que Carlos III los expulsase de los territorios españoles y americanos.

La Cultura:

La decadencia de las universidades en el siglo XVIII se vio compensada por la aparición de centros científicos muy diversos durante el reinado de Felipe V (1700-1746). Para ello, creó la Real Academia de la Lengua (1714), la Real Academia de Medicina (1734), la de Farmacia (1737), la de la Historia (1738) o la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1744). Cuyos miembros discutían problemas científicos y artísticos y establecieron normas.

Se creó también un jardín Botánico y el Observatorio astronómico en Madrid; Colegios de Medicina y Cirugía en Cádiz, Madrid y Barcelona y otros centros de enseñanza como el Real Seminario de Vergara, los Reales Estudios de San Isidro o el Instituto Asturiano.

Sin embargo, estos centros fueron siempre pocos y orientados solamente a las clases más altas. A finales del siglo XVIII en España la tasa de analfabetismo rondaba el 90% de la población.

Las Sociedades económicas de Amigos del País:

Los ilustrados se fueron agrupando en instituciones como las Sociedades económicas de Amigos del País. Centros de desarrollo cultural y económico que se fundaron en diversas provincias. La primera fue la Sociedad Bascongada, fundada en Guipúzcoa en 1763 por el conde de Peñaflorida. La más destacada fue la Sociedad Matritense (Madrid), fundada en 1775, con la participación de Campomanes y la protección de Carlos III. En 1789 se habían fundado 56, aunque solamente 23 llegaron a desarrollar una actividad importante.

Las sociedades elaboraron informes sobre agricultura, metalurgia, química. Analizaron nuevas ideas económicas y llegaron a proponer mejoras políticas y de gobierno.

El reinado de Carlos III (1759-1788) 

Responde esencialmente al modelo del despotismo ilustrado “Todo para el pueblo pero sin el pueblo”. Se aplicó por parte de un reducido número de políticos un programa de modernización: repoblación de territorios, mejora de las comunicaciones, cambios en el sistema universitario, mejoras higiénicas, reforma de la agricultura, liberalización del comercio Interior y con América, etc. Los cambios tuvieron una repercusión especial en Madrid, la cual por su papel de capital y sede de la corte tenía que convertirse en el centro y escaparate de la nueva política. Se acometieron obras como la Puerta de Alcalá, el eje Cibeles-Neptuno o el futuro Museo del Prado y el Observatorio astronómico (Juan de Villanueva).

Se formaron por todo el país Sociedades Económicas de Amigos del País, centros de desarrollo cultural y económico, pero cuyo máximo interés se centraba especialmente en todo lo que podía contribuir al desarrollo económico del país. La primera de ellas fue la Sociedad Bascongada (Guipúzcoa 1763) En 1775 se fundó en Madrid la Sociedad Matritense, que contó con el apoyo de Carlos II y Campomanes.

Las reformas propuestas contaron en numerosas ocasiones con la oposición de algunos sectores privilegiados y la incomprensión del pueblo. Ejemplo de ello es el motín de Esquilache (marzo 1766) que estalló en la capital por la oposición popular a las reformas, prohibición del uso del sobrero chambergo y la capa larga. El descontento realmente provenía del alza de los precios del trigo por las medidas liberalizadoras del año anterior y fue promovida por los enemigos políticos de Esquilache. 

El programa político ilustrado se basaba en tres reformas. La del sistema fiscal, con la uniformización de los impuestos. La de la agricultura, con la elaboración de una ley agraria. Y la de la enseñanza superior, donde la Iglesia ejercía el monopolio.

El sistema fiscal presentaba una preocupante escasez de recursos, debido a la diversidad de impuestos, la existencia de numerosos privilegios y la escasa recaudación. Tras el éxito de los catastros en la Corona de Aragón (Talla o única contribución) se intentó extender a la Corona de Castilla. El marqués de la Ensenada, secretario de Hacienda de Fernando VI, ordenó la realización de un catastro en 1750. Sin embargo, su aprobación no se produjo por la oposición de los grupos privilegiados, dimitiendo el secretario en 1754. Carlos III intentó poner en práctica el proyecto pero la multitud de recursos y la fuerte oposición obligaron a abandonar la reforma fiscal.

La Hacienda pública seguía siendo deficitaria y para aumentar los ingresos se recurrió a los sistemas tradicionales. Se crearon nuevos monopolios y Compañías privilegiadas, se recurrió a los estancos, como el del mercurio, tabaco o sal, y se procedió a la emisión de deuda pública (vales reales) creándose en 1782 el Banco de San Carlos, precedente del actual Banco de España. Además en 1763 se introdujo la lotería.

Se repoblaron zonas deshabitadas y no cultivadas. De ese modo se favorecía el crecimiento de la producción agrícola y el aumento de población, que para los ilustrados eran las bases de la riqueza del país. Destaca Pablo de Olavide, intendente de Sevilla, el cual propició la creación de pueblos con campesinos de procedencia polaca o alemana (La Carolina)

En el último tercio del siglo XVIII se llevaron a cabo diversas medidas liberalizadoras de la economía:

  • En 1765 se decreto la libertad de precios y circulación para los cereales, provocando el motín de Esquilache al año siguiente. 
  • En 1778 se aprobaba la libertad de comercio con la Indias para todos los puertos españoles, previamente se había trasladado la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz y luego se permitió a varios puertos el libre comercio.
  • En 1783 se declaró la honradez de todas las profesiones.
  • En 1790 se dio libertad para ejercer cualquier oficio sin tener que pasar el examen del gremio, previamente se había suprimido el sistema de control de los gremios sobre los métodos y técnicas de fabricación.

4.1. La Guerra de Sucesión Española y el sistema de Utrecht. Los Pactos de Familia.



A finales de siglo XVII dos potencias se disputaban la hegemonía continental por un lado la Francia de Luis XIV y por el otro el Sacro Imperio de la casa de Austria. En este contexto internacional la más que clara muerte del rey de España Carlos II “El hechizado” sin descendencia sería objeto de disputa internacional.

Dos eran los posibles pretendientes y sucesores del monarca español. Por una parte el archiduque Carlos de Austria, segundo hijo del emperador Leopoldo I, el cual aseguraría la continuidad de la casa de Habsburgo en el trono peninsular y el sistema de alianzas vigente en Europa desde finales del siglo XV. El otro pretendiente era el príncipe Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV y de la infanta española María Teresa de Austria, hermana de Felipe IV. Esta opción suponía una total inversión de las política española desde tiempos de Fernando el Católico, además de la llegada de una nueva dinastía y forma de Gobierno.

Tras numerosas intrigas de corte, donde destacan las figuras del conde de Oropesa, proaustriaco, y del cardenal Portocarrero, profrancés, Carlos II finalmente declaró como su legítimo heredero, poco antes de su muerte el 1 de noviembre de 1700, al príncipe francés. Se creía que de esa manera sería posible mantener la integridad de la monarquía y acabar con el constante peligro de la poderosa Francia, Luis XIV ya había firmado anteriormente dos acuerdo de reparto de los territorios europeos con otras potencias y desde 1659 las sucesivas guerras con Francia habían terminado en paces desfavorables Aquisgram, Nimega y Ratisbona. De todas formas la designación de Felipe tenía dos limitaciones, por un lado que las coronas de España y Francia no debían unirse nunca en la misma persona y por otro la obligación de preservar la integridad territorial de las posesiones españolas.

Inicialmente nadie, ni a nivel nacional ni internacional, salvo Austria, se opuso a la designación de Felipe V como rey de España. Pero pronto las potencias europeas recelaron del inmenso poder que suponía la unión de las que habían sido las dos mayores potencias continentales de los últimos siglos, si bien no en la misma persona si perteneciendo a la misma dinastía, la casa de Borbón. Así en 1701 se constituyó la Gran Alianza de La Haya, formada por Austria, Inglaterra, Países Bajos y Dinamarca. Posteriormente se unieron a ella Portugal, Prusia y Saboya, pese a que el duque de esta última era suegro del nuevo monarca español. En 1703 los miembros de la Gran Alianza declararon la guerra a Francia y España, iniciándose la Guerra de Sucesión española. En 1703 el archiduque Carlos de Austria fue proclamado solemnemente en Viena rey de España con el título de Carlos III.


La guerra en Europa

En el plano internacional la Guerra de Sucesión fue un conflicto bélico que unió a casi toda Europa contra Francia y las posesiones españolas. Pero en España supuso un enfrentamiento entre los Estados de la Corona de Aragón, que pese a haber reconocido formalmente a Felipe V como su legítimo rey, tras jurar este frente a las correspondientes cortes, prefirieron cambiar de monarca y pasarse al bando austriaco, y la Corona de Castilla que permaneció fiel y leal a su rey, incluida Navarra.

Las primeras batallas se produjeron en 1701 cuando las tropas austriacas atacaron las posesiones españolas en Italia, a donde se trasladó en persona el nuevo monarca. Por su parte Francia decidió atacar el corazón del imperio, pensando que las tropas de la Gran Coalición se encontraban ocupadas en el Norte de Italia y en el Flandes español. Sin embargo, los franceses fueron derrotados en 1704 en Blenheim por un ejército al mando del duque de Malborough. Así mismo, en 1706 tras la derrota de Ramillies se perdía el control sobre Flandes, posteriormente, los franceses eran derrotados en las batallas de Lille y Audenarde. No fueron mejor las cosas en Italia donde tras unos limitados éxitos hispano-franceses se perdía el ducado de Milán y hasta el reino de Nápoles.


La guerra en la Península

A nivel nacional el primer ataque anglo-holandés se produjo en 1702 sobre Cádiz, pero tras saquear Rota y el Puerto de Santa María el ataque sobre la capital fracasó, posteriormente se produciría, el mismo año, un ataque sobre Vigo donde los aliados consiguieron hacerse con parte del cargamento de plata que la flota de Indias estaba desembarcando. En 1704 las tropas españolas con su rey a la cabeza atacarón Portugal, mientras un flota aliada fracasaba en su intento por sublevar Cataluña, gracias a la defensa que hizo de Barcelona don Francisco de Velasco. Pero ese mismo año una flota anglo-holandesa al mando del príncipe de Darmstadt desembarcaba un ejército en Lisboa y posteriormente ocupaban la plaza de Gibraltar en nombre del rey de España, Carlos III. Al año siguiente,

El año 1705 fue el del comienzo generalizado de la contienda. Tras la indecisa batalla naval de Marbella, en agosto de 1704, en verano de 1705 un ejército aliado desembarcaba en Valencia y Cataluña que se rebelaban contra Felipe V, el cual desembarcaba en Barcelona entre los vítores de sus nuevos súbditos. En 1706 también cambiaban de bando Aragón y Mallorca. Las razones para esta traición habría que buscarlas en el marcado carácter antifrancés de toda la Corona de Aragón, enemigos tradicionales desde el siglo XII y en el hecho de que en 1706 la guerra parecía que tomaba un marcado rumbo a favor de las armas austriacas. Por su parte Castilla y Navarra permanecieron fieles al rey.1708 Menorca

En 1706 dos ejércitos aliados, uno operando desde Portugal, remontando el Tajo, y el otro desde Aragón consiguieron hacerse con el control temporal de la capital, Madrid, a donde llegó el archiduque Carlos que tomo posesión oficial del Real Alcázar. Mientras Felipe V y la familia real se trasladaban a Burgos. Pero la resistencia de madrileños y castellanos, totalmente fieles al rey obligaron a retirarse a Levante a los aliados. Al año siguiente, en 1707, las tropas hispano-francesas al mando del duque de Berwick derrotaban decisivamente a los aliados (ingleses, portugueses, holandeses y alemanes) al mando de lord Galloway en Almansa, lo que suponía la pérdida por parte de los austriacos del dominio de Valencia gran parte de Aragón e incluso Lérida, además ambos reinos vieron desaparecer sus fueros, privilegios, leyes e instituciones “por el rebelión que cometieron”, según reza textualmente en el Decreto de Nueva Planta firmado por el rey. A partir de entonces la guerra a nivel nacional se decantaba a favor de las armas españolas.

En julio de 1710 las tropas felipistas eran derrotadas en Almenara y posteriormente en agosto eran nuevamente derrotados en Zaragoza propiciando una nueva entrada del archiduque en Madrid, ese mismo mes. Pero ante la frialdad del recibimiento de los madrileños las tropas del archiduque se dirigían a Toledo. Ante la amenaza de un nuevo ejército borbónico que se reunía en Talavera de la Reina decidieron un repliegue sobre Aragón. Las tropas aliadas fueron divididas en contingentes de acuerdo a su nacionalidad, en retaguardia marchaban los ingleses de Stanhope. Llegaron a Brihuega el 6 de diciembre y dos días después eran rodeados y obligados a capitular. El resto de las tropas aliadas al mando de Stahremberg presentaron batalla en Villaviciosa, donde fueron derrotados de forma decisiva. Los restos del ejército aliado llegaban maltrechos a Barcelona el 6 de enero de 1711. Ese mismo año el duque de Noailles tomaba Gerona.

En septiembre de 1711 el ahora nuevo emperador Carlos abandonaba Barcelona para ceñirse la corona imperial en Viena. En 1712 eran los ingleses los que se marchaban para concentrarse en la isla de Menorca, conquistada en 1706. Y finalmente entre marzo y julio de 1713 los imperiales al mando de Stahremberg hacían lo propio. Ese año las tropas españolas tomaban Mataró, Manresa y Solsona, con lo que a inicios de 1714 dejaba la resistencia limitada a Barcelona y Cardona. El 11 de septiembre de 1714 el ejército borbónico lanzaba el asalto final sobre la rebelde ciudad condal que capitulaba incondicionalmente dos días después.

Los acuerdos de paz

Así mismo, en 1705 el panorama internacional cambiaba completamente. Ese año moría el emperador Leopoldo I, sucediéndole su hijo José I que fallecería sin descendencia en 1711, su sucesor fue su hermano, el archiduque Carlos. Esta nueva situación hizo que Inglaterra en primer lugar, y el resto de aliados perdiesen el interés en defender los derechos de Carlos III. Ya no se trataba de evitar una hegemonía de la casa de Borbón, sino favorecer la aparición de ni más ni menos un nuevo siglo presidido por un poderosísimo emperador de Austria, la reedición de la época de Carlos V. Así los contendientes concluyeron en primer lugar la paz de Utrech en 1713 y posteriormente la paz de Rastatt en 1714.

Las consecuencias de esta guerra fueron tan importantes que marcarían el transcurso de todo el siglo XVIII al establecer un nuevo mapa europeo. Los grandes beneficiados fueron Austria e Inglaterra. La primera se quedó con la mayor parte de los territorios europeos de la monarquía hispánica el Milanesado, Flandes, Nápoles y Sicilia. Inglaterra obtuvo Gibraltar, Menorca y Terranova, pero sobre todo la exclusividad en el Asiento de Negros, es decir el monopolio del tráfico de esclavos con la América española, y la autorización para enviar un navío para comerciar con las Indias, el navío de permiso. Saboya recibió como premio una importante ampliación territorial, incluida la isla de Cerdeña y el título de rey para la casa gobernante.


Sin duda la gran perjudicada fue la Monarquía hispánica. La pérdida de sus posesiones europeas y las concesiones económicas hicieron que España se convirtiese en el siglo XVII en una potencia que nunca más pudo recuperar su posición de antaño. A nivel interno los cambios fueron profundos e importantes. La rebelde Corona de Aragón vio desaparecer completamente todos sus privilegios políticos y económicos, para ser administradas exactamente igual que Castilla. En España además se implantó el modelo francés tendente al absolutismo monárquico.


Evolución de la política exterior en Europa. Los Pactos de Familia

Líneas generales
Las grandes líneas de la política exterior española arrancan de la difícil situación creada tras el Tratado de Utrecht que en 1713 supuso la cesión de todos los territorios Europeos. La política exterior se planteó los siguientes objetivos: recuperar Gibraltar y Menorca, territorios españoles en manos británicas, y conseguir establecer para príncipes de la familia Borbón en los territorios italianos perdidos, comenzando en 1728 con el ministro Patiño. Para ello, la política exterior española se basó en la alianza con Francia, concretada en 3 Pactos de Familia, y el enfrentamiento con Inglaterra en el Atlántico ante la amenaza británica a las posesiones españolas en las Indias.

En 1733, se firma secretamente con Francia el Primer Pacto de Familia (Tratado de El Escorial), acordando el respeto territorial mutuo. Fruto de esto fue la participación apoyando los intereses franceses en la Guerra de Polonia (1733-1738) En 1734, el futuro Carlos III ocupa Nápoles y Sicilia. Siendo reconocido como rey en 1738. En 1741 Blas de Lezo inflige una contundente derrota a una poderosa flota británica en la defensa de Cartagena de Indias. En 1743, se firma el Segundo Pacto de Familia (Tratado de Fontainebleau), con el objetivo principal de hacer frente a la flota británica, y se participa en la Guerra de Sucesión de Austria (1743-1748). 1748 tras la paz de Aquisgram, Felipe, el hermano menor de Carlos, es nombrado duque de Parma y Piacenza. Estos territorios no se incorporan a España. Carlos III firma en 1761 el Tercer Pacto de FamiliaEntra en la Guerra de los Siete Años (1756-1763) que termina con la derrota franco-española y la paz de París. Se pierde Menorca y la Florida ante Gran Bretaña y Sacramento cedido a Portugal recibiendo la Luisiana.
Entre 1778 y 1783, España y Francia apoyan a Estados Unidos en su Guerra de Independencia, En 1780 Frenández de Córdoba captura un doble convoy británico en lo que ha sido la mayor derrota naval de ese país. En 1781 Bernardo de Galvez captura Pensacola y ese mismo año se recupera Menorca, Terminando la guerra con la paz de Versalles en 1783

3.7 La Guerra de los Treinta años y la pérdida de la hegemonía española en Europa.



Felipe III (1598-1621)

Durante este reinado se interrumpió la tendencia belicista del siglo anterior y la monarquía española vivió un periodo de paz. Dos fueron las circunstancias que permitieron esta situación. Por un lado la muerte de Isabel I de Inglaterra posibilitó la firma de la paz con este país al año siguiente (1604). Por otro lado la ruina financiera de la Corona obligó a firmar con Holanda la tregua de los Doce Años en 1609. Desde esa fecha y hasta el final del reinado no hubo intervenciones exteriores destacables.

Felipe IV (1621-1665)

En 1618 comienza la Guerra de los Treinta Años con la segunda defenestración de Praga. España no iniciará las hostilidades hasta 1621, fecha en que vencía la tregua con las Provincias Unidas. Durante los primeros años los Habsburgo llevaron la iniciativa gracias al camino español y su superioridad militar: rechazo de la invasión danesa de 1625, la rendición de Breda (Ambrosio Spinola), derrota inglesa en Cádiz, recuperación de Bahía, etc.

Sin embargo la guerra cambió de rumbo, sobre todo debido a problemas económicos (captura de la flota Indias en 1628) En 1629 se produjeron los incidentes de Mantua que terminaron con una paz desfavorable en 1631. La intervención sueca en la Guerra desde 1630 supuso un retroceso de los imperiales hasta la contundente victoria de Nördlingen en 1634. Esto provocó la intervención francesa a partir de 1635. Aunque en la campaña de Francia de 1636 se llegó a amenazar París a la larga la intervención supuso la derrota española. En 1639 se producía la derrota naval de Las Dunas que suponía la quiebra de la supremacía marítima española.

Richelieu moría en 1642 y Luis XIV llegaba al trono el año siguiente, fecha de la derrota de Rocroi. La guerra continuó entre España y Francia pese a la firma de la paz de Westfalia en 1648 donde por ejemplo se reconocía la independencia de la Provincias Unidas. Lo que ahora se dilucidaba era la hegemonía europea. La entrada en guerra de Inglaterra y la pérdida de dos flotas de Indias en 1656 y 1657 llevaron a la monarquía a una situación límite.

En 1658 se producía la derrota de don Juan José de Austria en la batalla de las Dunas que provocó el definitivo acuerdo o paz de los Pirineos de 1659. Se cedían el Rosellón y la Cerdaña, además de algunas plazas en Flandes (Metz o Verdún) También se acordaba el matrimonio de Luis XIV con María Teresa de Austria, hermana de Felipe IV. Se producía así la pérdida de la hegemonía española.

Además ese mismo año don Luis de Haro era derrotado en Elvas en un fracasado intento por recuperar Portugal. En 1664 se produjo la Batalla de Castelo Rodrigo y la derrota definitiva en la Batalla de Montes Claros en 1665. Definitivamente se reconocía la independencia portuguesa en el acuerdo de Lisboa de 1668, ya durante el reinado de Carlos II.

Carlos II (1665-1700)

La política exterior durante el reinado del último de los Austrias estuvo marcada por el desinterés en los problemas europeos y la preocupación por mantener el control del Mediterráneo Occidental y la carrera de Indias. Sin embargo la debilidad militar fue aprovechada por la Francia de Luis XIV para ampliar sus dominios.

3.9 Crisis y decadencia de la Monarquía Hispánica: el reinado de Carlos II y el problema sucesorio.

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CARLOS II (1665-1700)

Regencia de Dª Mariana de Austria (1665-1675)
  • Padre Nithard (1665-1668)
  • Don Juan José (1668-1669)
  • Fernando de Valenzuela (1669-1675)
Mayoría de edad (1675-1700)
  • Fernando de Valenzuela (1675-1677)
  • Los tres siguientes son Primeros Ministros: D Juan José (1677-79), Duque de Medinaceli (1679-1685), Conde de Oropesa (1685-1691)
  • Desde 1691 se gobierna sin validos.
REGENCIA DE MARIANA DE AUSTRIA (1665-75).

Felipe IV estableció en su testamento un organismo consultivo, la Junta de Gobiernopara que ejerciera el poder tras su muerte, dejando a Mariana como figura decorativa. En esta Junta se integraba a miembros de la alta nobleza y el alto clero, junto a los primeros magistrados de la nación. La viuda rechazó a la Junta y, para gobernar, se valió de un hombre de su confianza, su confesor, el padre Nithard.

En 1665, formó parte de la Junta de Regencia por expreso deseo de la reina, obteniendo del papa el cargo de Inquisidor General para el jesuita y convirtiéndose en el personaje más influyente de la corte. Sus fracasos en la paces de Aquisgrán y Lisboa (1668) le granjearon la enemistad de los miembros de los Consejos y especialmente de don Juan José de Austria, con quien inició una dura "pelea" en la que el infante obtuvo la victoria. El 25 de febrero de 1669 Nithard abandonaba Madrid para ser nombrado embajador en Roma.

Era hijo de Felipe IV y la actriz María Calderón, más conocida como la "Calderona". Don Juan José de Austria. Fue nombrado comandante de los ejércitos de Cataluña y en 1652 tomó Barcelona, pasando al año siguiente a ser Virrey de Cataluña. Presionó para la caída de Nithard pero la reina prefirió nombrar a Velenzuela en su lugar. Se asentó en Zaragoza donde volvió a presionar para acabar con el gobierno de Valenzuela, realizando un auténtico golpe de Estado que le permitió hacerse con el poder en enero de 1677, gestionando los asuntos de la Corona hasta su fallecimiento.

Mayoría de edad (1675-1700)

Fernando de Valenzuela era hijo de un capitán español con destino en Nápoles, ingresó en la casa del duque del Infantado como paje. Se convirtió en confidente de la reina y puso en marcha una meteórica carrera culminada con el nombramiento de marqués de Villasierra. No ostentó ningún cargo público pero dirigió los asuntos del país desde su posición de consejero. Intentó ganarse la voluntad del pueblo madrileño abaratando los productos de primera necesidad y organizando continuas fiestas, pero no consiguió mucha popularidad. La presión nobiliaria y la popularidad de don Juan José provocaron la huida de Valenzuela a El Escorial el día de Navidad de 1677, siendo detenido y encarcelado en el mes de enero. Despojado de sus dignidades, fue desterrado a Filipinas. Entre 1677 y 1679 ejerció de valido don Juan José de Austria.

El Duque de Medinaceli, fue nombrado primer ministro por Carlos II a la muerte de don Juan José de Austria. Inició una política económica de carácter reformista, a través de la Junta de Comercio y Moneda. La devaluación monetaria que puso en marcha llevó al colapso de precios y al acaparamiento de granos lo que provocó indirectamente diversas bancarrotas. El estallido de motines en varias ciudades motivó el abandono del gobierno por parte del duque.

El Conde de Oropesa. En 1684 es nombrado presidente del Consejo de Castilla y al año siguiente ocupa el cargo de primer ministro. Sus intereses se concentraron en solucionar los graves problemas económicos del Estado, arreglando la Deuda y aliviando de sus fuertes cargas fiscales a los súbditos. Las reformas estaban encaminadas a reducir los gastos de la Casa real, suprimir los impopulares millones y realizar una devaluación monetaria consistente en reducir en un 20 % el valor de las monedas de plata. Este ambicioso programa económico contó con una pertinaz oposición nobiliaria y eclesiástica, encabezada por el cardenal Portocarrero y el duque de Arcos. La muerte de la reina María Luisa de Orleans en 1689 motivó la caída de uno de los principales baluartes de Oropesa, enemistándose con la nueva reina -Mariana de Neoburgo- lo que motivó que el rey Carlos II le retirara su confianza en 1691. En 1696 era nombrado Presidente del Consejo de Castilla debido a la fuerza que manifestaba el partido francés y dos años después volvía a ocupar el cargo de primer ministro. Su candidato a la sucesión sería José Fernando de Baviera pero la repentina muerte de éste en febrero de 1699 motivó su apoyo a la candidatura austríaca encabezada por el archiduque provocaba un motín -llamado de los gatos- y el conde era retirado de todos sus cargos y enviado al exilio. Carlos. En abril de ese mismo año Oropesa veía como el partido francés

Carlos II (1665-1700)

La política exterior durante el reinado del último de los Austrias estuvo marcada por el desinterés en los problemas europeos y la preocupación por mantener el control del Mediterráneo Occidental y la carrera de Indias. Sin embargo la debilidad militar fue aprovechada por la Francia de Luis XIV para ampliar sus dominios.

La guerra de Devolución (1667-68) enfrento a Francia con España y sus aliados, Holanda, Inglaterra y Suecia, concluyó con la paz de Aquisgrán, donde España tenía que ceder Lille y otras plazas fronterizas a cambio de recuperar el Franco Condado. En 1678 se rubricaba la paz de Nimega, donde la Gran Coalición pudo negociar con Luis XIV, España recuperaba plazas en Flandes a cambio de la cesión del Franco Condado. La tregua de Ratisbona en 1684 ratificaba más cesiones de plazas y territorios a Francia que serían restituidos a España en la paz de Rijswijk de 1697, aunque Francia obtenía el actual Haití.

El último foco de tensión fue la sucesión a la corona española, siendo los dos principales candidatos Felipe de Borbón y el archiduque Carlos de Austria. Luis XIV conspiró para la obtención de beneficios territoriales, primer y segundo tratados de partición, sin embargo la designación de Felipe V como rey lo que provocó fue una nueva guerra europea por la sucesión al trono español entre 1701 y 1714.

3.5. Exploración y colonización de América. Consecuencias de los descubrimientos en España, Europa y América.



1.- La Primera Vuelta al Mundo (1519-1522): La primera vuelta al mundo la completó en 1522 Juan Sebastián el Cano tras la muerte de Fernando de Magallanes.
2.- La conquista del continente (1519-1550): Méjico (1519-1535): La invasión del Imperio azteca fue protagonizada por Hernán Cortés que procedente de Cuba fundo Veracruz. Con 400 hombres llegó hasta la capital Teotihuacan y se entrevistó con el emperador Moctezuma. En 1520 tras la Noche Triste y la victoria de Otumba los castellanos conquistaron la capital (1521). En 1535 se crearía el vierreinato de Nueva España. Perú (1531-1542.): La anexión del Imperio Inca fue encabezada por Francisco Pizarro, el cual tras capturar a Atahualpa en Cajamarca tomo la capital (Cuzco) y fundó una nueva en Lima. En 1542 se creó el virreinato del Perú. Además, Chile fue conquistado por Pedro de Valdivia y Diego de Almagro, mientras que Pedro de Mendoza fundaba Buenos Aires en 1535.
3.- Los imperios azteca e inca y las causas de su caída. Ambos eran imperios de civilizaciones avanzadas y sólidas y las causas de su caída son, entre otras, las disputas internas, la existencia de pueblos sometidos, los elevados tributos, el que los pueblos pre-colombinos consideraron a los castellanos dioses o el armamento de estos.
4.- La explotación del territorio y la hecatombe demográfica. La conquista se realizó mediante expediciones particulares. Los colonos, unos 150.000, procedían principalmente de Extremadura y Andalucía. Inicialmente recibieron encomiendas hasta la publicación de las leyes de Burgos (1515). El trabajo forzado y las enfermedades produjeron una hecatombe demográfica.

5.- La polémica de los justos títulos. Al principio se revindicó el monopolio y la exclusión de otras naciones (Bula Inter Caetera) sin embargo, primero los portugueses y luego la piratería inglesa disputaron la posesión castellana, El derecho a someter a los indios fue suprimido por la Corona tras las protestas, como por ejemplo Bartolomé de las Casas o Juan Ginés de Sepúlveda.

EL IMPACTO DE AMERICA EN ESPAÑA


1.- Una nueva visión del globo: 

El descubrimiento de América el 12 de octubre de 1492 ha sido uno de los acontecimientos más importantes de la historia. Hasta la llegada de Colón los europeos solamente conocían Europa, la costa africana hasta el golfo de Guinea y Oriente Próximo. Algunos exploradores, como Marco Polo habían llegado hasta China o como Ruy González de Clavijo que llegó hasta Samarcanda a principios del siglo XV. 

El descubrimiento y los primeros viajes confirmaron la existencia de un nuevo continente, además en 1489 Vasco de Gama dobló Cabo de Buena Esperanza. En 1522 el viaje de Magallanes y Elcano demostró la esfericidad de la tierra. Los descubrimientos modificaron la cartografía y la navegación. Tras unos mapas rudimentarios, como el de Juan de la Cosa en 1499, las anotaciones y descripciones de los descubridores  como Cabeza de Vaca u Orellana permitieron mejorar las técnicas cartográficas. 

En cuanto a la navegación se perfeccionaron los métodos e instrumentos de situación (cálculos de longitud y latitud, secreto celosamente guardado por la Monarquía Hispánica durante dos siglos), cartas de navegación, construcciones de puertos y especialmente destaca la creación del Galeón, barco que dominó el océano Atlántico durante casi tres siglos. 

2.- La Casa de Contratación de Sevilla: 

En 1503 se estableció la Casa de Contratación en Sevilla, encargada, entre otras cosas de servir de aduana, control de la emigración, escuela de pilotos, centro de cartografía o de recaudar el quinto real. Todas las expediciones hacia América debían partir obligatoriamente de Sevilla. 

El monopolio de la Casa de la Contratación se complementó con el establecimiento del monopolio castellano para el comercio con las Indias. Otras naciones como Inglaterra y Francia recurrieron a la piratería y el contrabando, como respuesta se organizaron las Flotas de Indias. De Todas formas la piratería apenas logró capturar el 1% del total del tráfico marítimo entre España y América. 

3.- Economía: 

Los productos de origen colonial apenas repercutieron en la población peninsular, salvo el cacao o el tabaco. A finales del siglo XVIII el algodón, para la industria textil catalana, o la patata y el maíz en la zona Norte. Mucho más importante fue la llegada de la plata en grandes cantidades (San Luis de Potosí y Zacatecas), que tuvo como efecto una “Revolución de los precios” (Martín de Azpilcueta). Castilla por su parte suministró a las colonias trigo, aceite, ganado, vestidos o armas.

La Corona obtuvo unos ingresos importantes, especialmente con el quinto real, que permitió una agresiva e intensa política exterior. La plata fue usada en las guerras de Europa y no generando tantos beneficios en Castilla. El eje económico se trasladó del Mediterráneo al Atlántico, tanto en España como en Europa y avanzaron las técnicas mercantiles y bancarias. 

4.- Población y cultura

La sociedad castellana en América adoptó una mentalidad típicamente colonial: castellanos, criollos, indígenas y esclavos. 

La emigración a América fue un fenómeno relativamente escaso, unas 200.000 personas, casi en exclusiva hombres, además la Corona restringió el viaje a moriscos, conversos, minoría gitana o condenados por la inquisición. Procedían principalmente de Andalucía, Extremadura y Castilla. Por ello el fenómeno del mestizaje es una de las principales características de la presencia española en América.

El impacto cultural no fue menos importante. Los misioneros franciscanos y dominicos llevaron el catolicismo a los indios y España fundó universidades en México (1551) y en Lima (1555) hasta un total de 18. 

3.6 Los Austrias del siglo XVII: el gobierno de los validos. La crisis de 1640


FELIPE III (1598-1621)

  • Duque de Lerma (1598-1618)
  • Duque de Uceda (1618-1621)
FELIPE IV (1621-1665)

  • Baltasar de Zúñiga (1621-1622)
  • Conde-Duque de Olivares (1622-1643)
  • D. Luis de Haro (1643-1661)
  • De 1661 a 1665 el Rey gobierna personalmente

¿Por qué la figura del valido?

La opinión de muchos historiadores consiste en afirmar que los validos gobernaron porque los últimos Austrias carecieron de energía, de carácter, de talento político, etc.

Su elección dependía sólo del rey, la privanza fue una Institución irregular, no legal, suponía la unión de dos elementos de los que muchos monarcas no podían prescindir: amigo íntimo y trabajador eficaz. La tarea que competía a un rey era tan abrumadora que se comprende que dejara lo más pesado de la tarea a una persona de su confianza. Su origen hay que buscarlo en la propia mecánica burocrática y en la ineptitud de Felipe III, a causa de la cual se crea un cargo muy parecido al de primer ministro, pero que carece de nombre.

Las funciones del valido eran supervisar los consejos y manejar los Instrumentos escritos del gobierno. Además podía influir directamente en la política real aconsejando al rey, al que puede hablar como íntimo amigo. Cuando la corona delega competencias lo hace buscando un primer ministro; pero, al mezclarse poder y patronazgo, la corona pierde independencia; lo que empezó como delegación de poder, acabó como abdicación del control y pérdida del poder.

Felipe III:

La medida más importante del reinado de Felipe III fue la expulsión de los moriscos en 1609. Esta expulsión afectó a 273.000 personas y tuvo una especial incidencia en el reino de Valencia, el bajo Aragón y el reino de Murcia.

La comunidad mudéjar, que se vio obligada a cristianizarse formalmente a lo largo del siglo XVI, se había revelado como una minoría inasimilable. Vivían en localidades separadas y habían mantenido sus vestidos, su lengua y costumbres. Eran básicamente campesinos, que practicaban una agricultura especializada y de regadío, y que pagaban a sus señores feudales unos censos muy superiores a los de los campesinos cristianos viejos. Por esos motivos sufrían la animadversión de las clases populares y de los señores con vasallos cristianos viejos, mientras que sus señores eran sus principales valedores. En cambio los moriscos castellanos habían sido diseminados por las ciudades, donde realizaban diversos oficios como los de carretero, arriero o pequeño artesano., sin embargo en Castilla también eran socialmente rechazados.

La iniciativa de su expulsión partió de un colectivo militar, que alegaba una posible alianza entre las comunidades moriscas y los corsarios berberiscos, esto podría conducir a un desembarco de los turcos en las costas españolas. Quien más empeño puso en su expulsión fue el arzobispo de Valencia, Juan de Ribera, deseoso de imponer definitivamente en el reino la fe católica, muy en la línea de la Contrarreforma.

Ahora bien, el duque de Lerma hizo coincidir el decreto de expulsión con la firma de la paz de los 12 años con las Provincias Unidas, 9 de abril de 1609. La diáspora morisca se dirigió fundamentalmente al Norte de África donde fueron un importante factor de desarrollo, tanto en Túnez como Argel, pero llegaron a constituir repúblicas independientes como el caso de Rabat. Pero para algunas comarcas de Valencia, Aragón y Murcia supuso un agravamiento de la crisis demográfica de la que tardarían mucho tiempo en recuperarse. Hasta tal punto afectó esta pérdida de población que en 1614 se tuvo que reducir las tasas de intereses de los censales.

Felipe IV:

En la época de Felipe IV, hay un deterioro político y económico (Bancarrotas: 1627, 1643, 1656, 1664) enmascarado por la figura de Olivares. Este fenómeno no es únicamente hispánico, ya que el conde-duque pertenecía a la generación de consejeros reales, Richelieu, Strafford,etc., y creía, como ellos, en las grandes posibilidades que ofrecía una organización más racional del Estado.

En plena crisis institucional, con una monarquía desacreditada y unos reinos de España que habían perdido progresivamente la hegemonía en Europa, Olivares estableció un programa el Gran Memorial, para recuperar el poder del rey. Se trataba de una reorganización de los recursos, que se consideraban mal gestionados, de tal manera que los gastos derivados de la acción política fueran sufragados igualmente por todos los territorios, y no sólo por Castilla, mediante la Unión de Armas. Se intentó reorganizar la Hacienda y se intentó dar al gobierno una mayor capacidad de actuación y capacidad ejecutiva, mediante la concentración de poder en la figura del valido. Previa a su caía, la victoria de Fuenterrabia le proporcionó un último momento de gloria, si bien se realizó mediante recursos extraordinarios que ahondaron más si cabe en la crisis de la Haciendareal. Precisamente estos recursos provocaron la sublevación de Cataluña que a su vez posibilitó la separación de Portugal, hechos que provocaron su caída.

En 1643 es destituido por Felipe IV, retirándose a Loeches y posteriormente a Toro y falleciendo en 1645.


Introducción:

Como consecuencia de las continuas guerras que la monarquía afrontaba en Europa la década de 1640 constituye un periodo de revueltas y sublevaciones internas de gran importancia.

Con la llegada al trono de Felipe IV en 1621, se retoma la guerra contra los Países Bajos tras la Tregua de los Doce Años y se entra en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) ayudando al Imperio austriaco.

El valido, el conde-duque de Olivares, crea la Junta de Reformación, que redacta el Gran Memorial, y decide crear la Unión de Armas, un Ejército de 140.000 hombres al que Castilla y las Indias aportarían 44.000 soldados, Cataluña, Portugal y Nápoles 16.000 y Sicilia, Valencia y las islas del Mediterráneo 6.000.

En Castilla, el Rey tiene poder para reunir tropas y dinero, pero en otros Estados es necesario convocar Cortes en 1626.

De Aragón y Valencia obtuvo el costear 2.000 y 1.000 soldados al año durante 15 años, mientras que en Cataluña los diputados exigen la discusión de los Memoriales de Agravios antes de cooperar. El Conde-Duque, indignado, abandona Cataluña sin cerrar Cortes.

CATALUÑA:

En 1639 Olivares elige deliberadamente a Cataluña como frente para atacar a Francia e intentar que Cataluña contribuyese a los esfuerzos militares. Un ejército de unos 9.000 soldados pasó el invierno en el frente catalán que debe mantenerlo, provocando numerosos enfrentamientos y conflictos.

Así, el 7 de junio de 1640, se produce el Corpus de Sangre: un grupo de segadores sublevados asalta el palacio del virrey, el conde de Santa Coloma, y lo asesina.

Pau Claris convoca la Junta de Brazos y Cataluña se declara como una república independiente bajo la protección de Luis XIII (Pacto de Ceret) y el 23 de enero de 1641 reconoce a Luis XIII como conde de Barcelona.

Olivares envía un ejército de 20.000h para recuperar Cataluña, pero es derrotado por las tropas franco-catalanas en la batalla de Montjuic.

Cataluña se encontró siendo el campo de batalla de la guerra entre Francia y España e irónicamente se pasaron a la situación que durante tantas décadas habían intentado evitar: Sufragar el pago de un ejército y ceder parcialmente en su administración a un poder extranjero, en este caso el francés. La política francesa respecto a Cataluña estaba dominada por la táctica militar y atacar Valencia y Aragón.

Luis XIII nombró un virrey francés y llenó la administración catalana de conocidos pro-franceses. El coste del ejército francés para Cataluña era cada vez mayor, y cada vez más se mostraba como un ejército de ocupación. Mercaderes franceses comenzaron a competir con los locales, pero favorecidos por el gobierno francés que convirtió a Cataluña en un nuevo mercado para Francia. Todo esto, junto a la situación de guerra, la consecuente inflación, plagas y enfermedades llevó a un descontento de la población que iría a más conscientes de que su situación había empeorado con Luis XIII respecto a la que gozaban con Felipe IV.

En 1651, tras ser nombrado virrey de Cataluña, don Juan José de Austria comienza el asedio de Barcelona que se rendirá al año siguiente, aunque los enfrentamientos continúan hasta la Paz de los Pirineos de 1659.

PORTUGAL:

En diciembre de 1640, ante los problemas que les acarrea la Monarquía Hispánica, los portugueses detienen a Margarita de Austria y la escoltan a Castilla, declarando al duque de Braganza rey, Juan IV. En 1659, con el valido Luis de Haro, el ejército español trata de recuperar Portugal pero es derrotado en Elvas.

Además, se producen intentos de rebelión en otros territorios:

En Andalucía se descubre en 1641 una conspiración dirigida por el marqués de Ayamonte (a quien se ejecuta) y el duque de Medina-Sidonia (multado y desterrado).

En 1646 Aragón se producen intrigas similares (duque de Hijar)

En Nápoles y Sicilia hubo sublevaciones en 1647 que fueron sofocadas por el virrey don Juan José de Austria.