LA GUERRA CIVIL 1936 – 1939

Antecedentes: La sublevación militar fue cuidadosamente preparada por el General Mola desde Navarra, y contó con importantes apoyos entre los militares de Marruecos y de Franco desde Canarias. La excusa de esta sublevación fue el asesinato de Calvo Sotelo por un grupo de guardias de asalto como venganza por el asesinato del Teniente Castillo por los falangistas. Aspectos militares: La sublevación se inició en Marruecos el 17 de julio y al día siguiente en la Península. Los sublevados triunfaron en el Marruecos Español, Canarias, parte de Andalucía, Galicia, Castilla y León, Álava, Navarra, La Rioja, Aragón y Mallorca. Sin embargo, fracasó en los principales centros industriales (Madrid, Barcelona, Bilbao, Asturias). Podemos decir así que el golpe de Estado fracasó, sin embargo, la República fue incapaz de dominar rápidamente la sublevación. De la sublevación a la Batalla de Madrid: Una vez fracasada la sublevación del 18 de julio la gran baza de los sublevados fue el Ejército de África, la única fuerza realmente profesional de gran magnitud. Gracias a la ayuda alemana e italiana Franco consiguió cruzar el Estrecho de Gibraltar. Tras la conquista de Badajoz consiguió unirse con los sublevados del norte al mando de Mola. El plan de Franco era dirigirse directamente a Madrid. Sin embargo, antes de esto se desvió para liberar el Alcázar de Toledo. El asalto frontal contra Madrid fracasó. Ante este revés, los Nacionales intentaron rodear Madrid por el sur (Batalla del Jarama) y por el nordeste (Batalla de Guadalajara). Todos estos intentos de tomar la capital fracasaron y ello contribuyó alargar la guerra. La Campaña del Norte: tras el fracaso ante Madrid el conflicto se convirtió en una guerra de desgaste. En la primavera-verano de 1937 las tropas franquistas conquistaron la franja norte desde el País Vasco, bombardeo de Guernica, toma de Bilbao y Santander y finalmente del principado de Asturias. Mientras los republicanos atacaban en Belchite y Brunete siendo derrotados. Teruel y el Maestrazgo: Los republicanos atacaron y conquistaron Teruel, sin embargo el contraataque nacional recupero esa ciudad y además ocupó Castellón, separando así en dos al bando republicano. La Batalla del Ebro y la ofensiva en Cataluña: Los republicanos volvieron a atacar en el Ebro, siendo derrotados tras varios meses de durísimos combates, esta batalla se convirtió en la más cruenta de toda la guerra y acabó con la capacidad de resistencia de la República la consecuencia fue la conquista de Cataluña por los nacionales. La Ofensiva de la victoria: El Golpe del coronel Casado en Madrid contra el Gobierno republicano precipitó el final de la guerra que concluía oficialmente el 1 de abril de 1939. Evolución política de ambos bandos: En el bando nacional Franco fue nombrado Generalísimo, jefe del Estado y del Gobierno el 1 de octubre de 1936. Además, se suprimieron las actividades de todos los partidos políticos creando un único partido Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Por otra parte se publicaron leyes autoritarias que limitaban derechos y libertades, censura de prensa, etc. En bando republicano Primero formó Gobierno José Giral, pero tras las derrotas del verano se formo un Gobierno de Coalición encabezado por Largo Caballero. Sin embargo, los sucesos de Barcelona, lucha entre anarquistas-trosquistas y comunistas-fuerzas del Gobierno, propiciaron su sustitución por Juan Negrín hasta el final de la guerra. Ayudas internacionales: Tras la firma del acuerdo de No-Intervención por Francia e Inglaterra los nacionales recibieron ayudas militares por parte de Italia (CTV), Alemania (Legión Condor) y Portugal. Por su parte los republicanos solamente encontraron ayuda en la URSS y en el envío de los voluntarios de las Brigadas Internacionales. Las consecuencias de la guerra: La guerra tuvo unos inmensos costes materiales directos, pues las destrucciones y la necesidad de devolver parte de la ayuda extranjera hicieron que la economía Española no se recuperara hasta los años 50. Los costes humanos fueron aún peores. Se calcula que hubo 300.000 víctimas y el final de la guerra obligó a exiliarse a cerca de 500.000 personas. A lo que abría que añadir la represión de ambos bandos y tras la finalización del conflicto.