1.- La sublevación militar
El pronunciamiento militar comenzó en la guarnición de Melilla la tarde del 17 de julio, sin embargo la mayor parte de los sublevados lo hicieron durante el día 18. El general Mola no lo haría hasta el 19 por la mañana y las últimas guarniciones lo harían el día 20 e incluso el 22.
La idea inicial de los sublevados era llevar a cabo un pronunciamiento según la tradición del siglo XIX. Durante ese siglo los distintos partidos políticos recurrían a los militares para que fuesen ellos los que propiciasen el cambio del Gobierno, alternando de esa manera moderados y progresistas y significándose los generales Narváez, O´Donnell, Serrano o Prim entre otros. Más o menos el procedimiento solía ser el mismo. Los políticos incapaces de cambiar el Gobierno por medios democráticos recurrían a los militares para que fuesen ellos los que una vez declarado el Estado de guerra y suspendidas las garantías constitucionales dieran paso a un nuevo Ejecutivo del partido que había propiciado la sublevación. Una vez en el poder se procedería a reformar la Constitución, las leyes electorales y especialmente las habituales de reunión, asociación o prensa.
Esta era la idea que los conspiradores tenían en mente cuando comenzaron a sublevarse contra el Gobierno de Santiago Casares-Quiroga, ex miembro de la ORGA y en ese momento en las filas del partido Izquierda Republicana del presidente de la República Manuel Azaña.
En la posterior España franquista el 18 de julio sería considerado la fecha “oficial” en que daba inicio el “Alzamiento Nacional”.
2.- Los preparativos
Desde el triunfo en las elecciones de febrero del Frente Popular los distintos partidos de derechas y fuerzas más conservadoras ya habían comenzado el acercamiento a los militares para que diesen un golpe de Estado. En un primer momento se eligió para encabezarlo al general Sanjurjo. Él había protagonizado otro intento en 1932 y en ese momento se encontraba exiliado en Lisboa. La razón de ello es que el nuevo Gobierno había derogado la amnistía que se había concedido durante el Bienio Radical-Cedista a los conspiradores. Sin embargo esto representaba un problema, ya que su exilio le impedía organizar personalmente los preparativos del golpe. Se necesitaba a alguien en el interior que lo organizase y el elegido fue el general Emilio Mola, en ese momento destinado en Pamplona y al que conocería por el nombre en clave de “El Director”. Mola será el principal conspirador y organizador del golpe, el cual fue preparado a través de reuniones y mensajes “secretos” lo cual no impidió que tanto el Gobierno como la opinión pública hablase de “ruido de sables” en los cuartos de banderas de los cuarteles españoles.
El general Franco, que posteriormente fue la figura principal de la guerra, no se decidió a participar hasta fechas muy próximas al golpe. Franco se encontraba destinado en la comandancia de Canarias. Un destino que el Gobierno consideraba lo bastante lejano para el militar que había dirigido la represión en Asturias en 1934 como jefe de Estado Mayor del entonces ministro de la Guerra, José María Gil Robles.
Parece ser también que muchos de los comandantes militares que luego se sublevaron preguntaban a sus interlocutores por la posición que iba a tomar Franco. No hay que olvidar que en ese momento en España y dentro del ámbito militar Franco era el general de mayor prestigio, entre otras cosas por ser cofundador de La Legión o por haber sido Director de la Academia Militar de Zaragoza antes de que M. Azaña la cerrase.
En previsión de que definitivamente Franco se sumase al golpe un corresponsal del ABC en Londres contrató los servicios del Dragon Rapid (Aeronave que debería trasladarle desde Canarias hasta el protectorado español de Marruecos sin tener que hacer escala en la zona de control francesa) Hay que recordar que en ese mismo momento en Francia gobernaba León Blum después del triunfo electoral del Frente Popular, con lo cual se corría el riesgo de que Franco fuese detenido en caso de hacer escala.
3.- El desencadenante
Dos asesinatos serán los verdaderos desencadenantes del golpe. El 12 de julio un grupo de pistoleros falangistas asesinaban al teniente Castillo de la Guardia de Asalto Republicana cuando este se dirigía desde su domicilio a la comisaría de Antón Martín. Posteriormente tanto guardias como algún miembro del PSOE, partido al que Castillo estaba afiliado, fueron al domicilio del líder del Bloque Nacional José Calvo Sotelo al que asesinaron.
Este asesinato hizo que aquellos que estaban indecisos para sumarse al golpe definitivamente se uniesen. El que la misma Guardia de Asalto se pudiese presentar en el domicilio de un diputado, arrestarle y luego asesinarle les hizo temer que los siguientes pudiesen ser ellos.
4.- El 17 a las 17
Esa fue la fecha elegida por Mola para que diese comienzo la sublevación en la guarnición de Melilla y efectivamente así fue. Los diarios de la tarde ya informaban de la sublevación, sin embargo el jefe de Gobierno no sólo no hacia nada, si no que declaraba a los periodistas que se marchaba a dormir. A la mañana siguiente se encontraba con una sublevación que se extendía lo que le llevó a presentar su dimisión.
En general se puede trazar una seria de similitudes entre las guarniciones sublevadas.
En primer lugar tendríamos aquellas donde el triunfo fue rápido y casi sin oposición. La sublevación triunfaba tanto en la capital como en la provincia y las autoridades republicanas eran detenidas. Serían los casos de Mola en Navarra, él cual dispuso además de la ayuda de voluntarios tanto requetés como falangistas o de las guarniciones de Burgos, León o Valladolid. En general se trataría del tercio norte peninsular a excepción de la cornisa Cantábrica.
El segundo modelo sería aquel en que la guarnición conseguía asegurar la capital pero se encontraba con que la provincia se inclinaba de lado republicano. Casos significativos serían los de las capitales andaluzas como Sevilla, Córdoba, Granada, pero especialmente de las guarniciones de Toledo u Oviedo que debieron resistir hasta la llegada de refuerzos, cosa que no sucedería hasta los meses de septiembre y octubre.
El tercer grupo serían aquellas capitales en las que fracasó el golpe. En Madrid Fanjul se refugiaba en el Cuartel de la Montaña que posteriormente fue asaltado. En Barcelona el general Goded se encontraba con una capital totalmente en manos republicanas. Lo mismo pasaba en Málaga, Bilbao o Valencia. Y es que el nuevo Gobierno de José Giral había autorizado el reparto de armas entre las milicias de los partidos con lo cual entre estas y las tropas y fuerzas de seguridad que permanecían fieles al Gobierno hacían fracasar el golpe.
5.- Desarrollo de la guerra
1.- La guerra de columnas (julio-noviembre 1936)
Esta etapa recibe este nombre, ya que se utiliza la misma táctica que se empleaba en el Protectorado.
Una columna de marcha de unos 2000 a 3000 hombres, con apenas artillería, varias secciones de ametralladoras, con los escasos camiones de los que disponía el ejército en esa época o los que hubieses sido requisados, sin cobertura de la aviación y lógicamente sin tanques. Por lo tanto era una guerra basada en la infantería.
Las columnas transitaban por las carreteras hasta encontrar oposición enemiga, momento en que se desplegaban a ambos lados de la carretera. La táctica tampoco puede calificarse de innovadora. O bien se recurría a un asalto frontal o como mucho a que uno de los regimientos fije al adversario mientras el otro realiza un ataque de flanco.
En la zona Norte las columnas de Mola consiguieron asegurar el frente en la zona centro, Somosierra, Navacerrada, Alto de los Leones. Además se conseguía ocupar San Sebastián e Irún, maniobra que será determinante en la posterior caída de la zona Norte al no poder disponer de comunicación terrestre para recibir ayudas.
Desde Cataluña y con dirección a Zaragoza o Huesca salían las principales columnas republicanas. No se consiguió ocupar ninguna de las capitales pero si que se recuperaban grandes zonas de Aragón.
En la zona Centro cabría destacar las columnas republicanas que saliendo de Madrid fijaban un frente discontinuo en la zona Norte de la región así como la zona de Sigüenza en Guadalajara. La llamada columna Miaja que desde la zona de Levante y Albacete actuaría en la zona del Guadalquivir. En agosto los “voluntarios” italianos del CTV enviados por Mussolini consiguen ocupar Málaga.
Sin embargo no cabe duda que el escenario principal se desarrollo en la zona del Estrecho y Extremadura. El grueso de las tropas sublevadas se encontraban en Marruecos y el paso del estrecho de Gibraltar no parecía posible. Como resultado de las gestiones realizadas por enviados de Franco, apenas unos días después del alzamiento Italia y Alemania enviaban aviones de transporte. Con ellos se iba a producir el primer transporte de tropas de la historia. Se enviaron refuerzos, regulares y legionarios a Sevilla, Cádiz o Huelva. Sin embargo aunque importante este transporte no fue determinante. Al final el paso se tuvo que realizar del modo tradicional, esto es en barco. Aunque parezca extraño la Armada republicana no hizo acto de presencia, salvo un destructor. La razón es sencilla, gran parte de la flota quedo en manos republicanas, pero los oficiales en su inmensa mayoría habían sido detenidos, formándose una especie de asamblea de marineros que regían ellos mismos los destinos del buque. Por lo tanto la coordinación resultaba imposible y además casi nadie hacía caso de las órdenes que salían del ministerio correspondiente en Madrid.
Solventado el problema del paso del Estrecho y disponiendo Franco de una masa de maniobra suficiente se planteaba cual era el mejor camino para alcanzar el considerado objetivo prioritario de la guerra, Madrid.
Franco puede ser considerado un general de academia o mejor de manual. Durante la guerra apenas cometerá errores de importancia pero tampoco encontraremos maniobras militares innovadoras o adelantadas a su tiempo. El avance por el valle del Guadalquivir forzando el paso por Despeñaperros se planteaba más rápido, sin embargo el principal peligro era el mantener dos flancos descubiertos a posibles ataques enemigos. Es por ello que se optó por el avance sobre Extremadura. Esta línea de avance planteaba varias ventajas. Por un lado era un paso más fácil que Despeñaperros, ya que se usaba la antigua vía de la plata, además el flanco izquierdo se apoyaba sobre la frontera de Portugal, país que se mostró favorable al bando nacional. Finalmente, si la maniobra tenía éxito se comunicaban las dos zonas en poder de los nacionales y además el posterior avance sobre Madrid se vería también libre de peligros en el flanco izquierdo, ya que descansaría en la sierra de Gredos también en poder de los nacionales.
Por lo tanto se eligió esta línea de avance ocupando Mérida, Badajoz, donde la represión fue durísima, y posteriormente llegados a la provincia de Cáceres se giraba la línea de ataque Norte-Sur a otra de Oeste a Este. En su avance desde Trujillo sobre la capital durante los meses de agosto y septiembre cabe destacar la toma de Talavera de la Reina y se producía el rescate del Alcazar de Toledo, donde desde el inicio de la sublevación resistía la guarnición al mando del entonces coronel Moscardó. A finales del mes de octubre se producía la batalla de Seseña y en noviembre las tropas del general Varela llegaban a las inmediaciones de la capital.
En estos momentos Franco ya había sido designado como “generalísimo”, comandante en jefe del Ejército, jefe de Gobierno y jefe del Estado. Eso si de forma provisional y sólo hasta que acabase la guerra. El nombramiento se produjo en una reunión de los principales generales sublevados el 1º de octubre en un aeródromo a las afueras de Salamanca, en una finca de la familia Tabernero. Por parte republicana el nuevo jefe de Gobierno era el líder de la UGT Francisco Largo Caballero que había formado en septiembre un Gobierno de concentración nacional entre todas las fuerzas políticas republicanas incluyendo a varios ministros anarquistas.
2.- La lucha en torno a Madrid (noviembre 1936-marzo1937)
Lógicamente el primer intento sobre la capital consistió en un ataque frontal. Las columnas de Varela deberían avanzar sobre la capital desde la carretera de Toledo realizando un tanteo en toda la línea y teniendo como primer objetivo Campamento y la Casa de Campo. Se pretendía entrar en Madrid desde toda la zona Oeste, entre las carreteras de Toledo, Extremadura y de La Coruña. Sin embargo este primer asalto resultó un fracaso y el frente quedó más o menos estabilizado desde Basurero en el Sur hasta la ciudad universitaria, siguiendo aproximadamente la línea del río Manzanares. Las tropas nacionales si que consiguieron rebasar el Manzanares en la zona del Hipódromo e inmediaciones del puente de los franceses, sin embargo la situación era muy delicada, ya que esa cabeza de puente estaba unida tan sólo mediante el llamado puente de la muerte o del generalísimo.
Se planteó un ataque de flanco para mejorar esa situación. Será la conocida como batalla de la carretera de La Coruña donde las tropas nacionales ocuparán la zona entre Las Rozas y Pozuelo pero quedando nuevamente detenidas frente a la ciudad universitaria.
El tercer intento de ataque a la ciudad fue un ataque de flanco con la intención no ya de ocupar la ciudad si no de aislarla del resto de la zona republicana. La batalla del Jarama supondrá un nuevo revés para las tropas nacionales, ya que pese a la ganancia de terreno y a conseguir tener batida la carretera de Valencia la ciudad no fue rodeada ni embolsada.
El último intento sobre Madrid será la batalla de Guadalajara. En esta ocasión serán las tropas italianas del CTV con ayuda de la división Soria del ahora general Moscardó las que intentarán embolsar la ciudad siguiendo el eje Sigüenza, Guadalajara, Alcalá de Henares y tratando finalmente de enlazar con las fuerzas de la zona del Jarama. El resultado fue un rotundo fracaso. Después de un rápido avance por parte italiana el posterior contra ataque republicano no sólo llevo al CTV a sus posiciones iniciales, si no que además consiguió un enorme éxito tanto propagandístico como de material capturado.
Viendo entonces que la posibilidad de asalto o conquista de la capital no era factible Franco decidió variar el escenario principal de las operaciones.
3.- La campaña del Norte
La cornisa Cantábrica representaba una bolsa republicana. Su conquista representaría una serie de beneficios importantes para los nacionales. En primer lugar, poder ocuparla significaría poder utilizar en beneficio propio tanto los recursos mineros asturianos como sobre todo la industria siderometalúrgica de la provincia de Vizcaya. EN segundo lugar, la eliminación de este frente permitiría a los nacionales utilizar todas las tropas de este frente para crear una gran masa de maniobra que pudiese ser utilizada contra la capital.
Se eligió un eje de ataque desde el Este al Oeste. Las razones son simples. Contando con las bases de inicio en Álava y Guipuzcoa significaba una orografía menos complicada que la que ofrecía comenzar en Galicia o peor todavía los Picos de Europa. Además el objetivo fundamental era la ciudad de Bilbao, se consideraba que caída esta la posibilidad de resistencia republicana caería en picado.
Durante las primeras fases de la ofensiva se produjo el más que conocido bombardeo de la ciudad de Guernica por parte de la aviación alemana de la Legión Cóndor. Lo cierto es que el pánico producido por la casi destrucción de la ciudad influyó de forma significativa en la falta de resistencia de la ciudad de Bilbao. Pese a que se había construido el llamado cinturón de hierro y pese a contar dicha ciudad con antecedentes de resistencia tan significativos como los sitios sufridos durante las guerras carlistas.
Una vez ocupada toda la provincia las tropas del PNV llegaron a un acuerdo a través de la diplomacia vaticana para rendirse a los italianos, será el acuerdo de Santoña, acuerdo que por supuesto Franco se negó a reconocer. Posteriormente se produciría la caída de Santander y finalmente la eliminación de todo el frente Norte.
Por su parte el mando republicano realizaba dos ofensivas encaminadas tanto a aligerar la presión sobre el frente norte como a recuperar posiciones en la zona central.
Batalla de Brunete
La primera de ellas fue la ofensiva de Brunete después de la caída de Bilbao. Pretendía dicha ofensiva llegar hasta Navalcarnero en la carretera de Extremadura. De esa forma se conseguiría eliminar la presión sobre Madrid, ciudad que era frente de guerra desde noviembre de 1936. El resultado fue parecido al de la anterior nacional en Guadalajara. Tras un primer avance bastante rápido de las tropas republicanas el posterior contra ataque nacional hacía que las posiciones volviesen al punto de partida. Ahora bien la intensidad del ataque hizo que Franco tuviese que enviar tropas desde el frente Norte, con lo que la ofensiva en el cantábrico quedó momentáneamente paralizada.
La otra ofensiva fue la de Belchite, donde las tropas republicanas intentaron un movimiento de flanco que les permitiese ocupar bien Teruel o especialmente Zaragoza. Finalmente nada se consiguió, ya que el frente apenas se vio modificado.
4.- La campaña de Teruel y la llegada al Mediterráneo
Teruel representaba una cuña en la zona centro republicana. Una ofensiva desde allí amenazaba las comunicaciones de Madrid con Levante o como posteriormente se vio, podría resultar la división de la zona republicana en dos.
Por ello el Estado Mayor republicano planteó una ofensiva para eliminar el saliente de Teruel. Una vez eliminada esa amenaza se barajó la posibilidad de una ofensiva sobre Extremadura que dividiese a los nacionales en dos. De esa forma posteriormente se pasaría a una eliminación de la zona nacional en Andalucía.
La ofensiva sobre Teruel fue un éxito, de hecho fue la única capital de provincia ocupada por los republicanos en toda la guerra. El problema vino después. Antes de poder llevar a cabo los posteriores movimientos el Ejército nacional desencadenó una contra ofensiva en Teruel, siendo recuperada. Posteriormente una ofensiva general en el frente de Aragón conseguía la victoria de Alfambra, ocupar el Maestrazgo y lo que todavía era peor, llegar al Mediterráneo en Vinaroz, dividiendo así la zona republicana en dos. Una brecha que era aproximadamente tan ancha como la provincia de Castellón. Además se conseguía ocupar la ciudad de Lérida y por tanto hacer las posiciones en el frente de Aragón mucho más cómodas para los nacionales.
Mientras se sucedían estas ofensivas el Gobierno Largo Caballero entraba en crisis siendo sustituido por otro socialista, el doctor Juan Negrín ex ministro de Hacienda en época de Giral.
5.- La batalla del Ebro y la campaña de Cataluña.
La situación republicana comenzaba a ser delicada. Pese a que una parte importante del Ejército se encontraba en Cataluña era urgente volver a comunicar ambas zonas. La situación internacional además hacía un guiño a la suerte republicana. El regreso de León Blum en Francia permitía momentáneamente la apertura de la frontera y el paso de importantes suministros militares.
El Estado Mayor republicano planteó entonces la principal ofensiva de toda la guerra. El cruce del Ebro en la zona de Gandesa. Se planeaba o bien una ofensiva victoriosa que incluso recuperase Teruel y dejase rodeadas las tropas de Castellón o si no al menos una larga guerra de desgaste. Casi se confiaba más en lo segundo, ya que en aquellas fechas la situación internacional estaba muy revuelta. La crisis de los Sujetes hacía temer una guerra en Europa, lo cual parecía bastante lógico llevaría a una intervención franco-británica a favor de la república española.
El paso del Ebro si bien fue bastante rápido ni siquiera consiguió un objetivo tan limitado como ocupar Gandesa. La reacción nacional fue muy rápida y además hay que tener en cuenta que en esta época la superioridad aérea nacional era cada vez mayor.
A Franco se le planteaban dos opciones. O bien una movimiento de flanco, tal vez partiendo de Lérida, para aislar totalmente al ejército de Cataluña o bien el enfrentamiento directo y la guerra de desgaste. Se optó por lo segundo probablemente por dos consideraciones. En primer lugar un movimiento cercano a la frontera francesa en un momento de máxima tensión por la crisis de los Sujetes fuese visto como una amenaza por Francia. En segundo lugar, Franco como casi todos los oficiales españoles del momento habían crecido con las doctrinas francesas de la primera guerra mundial, es decir guerra de desgaste y punto débil del enemigo.
El resultado de este verdadero “choque de carneros” fue la costosísima victoria nacional, en una batalla que como aquellas de la primera guerra mundial en Francia se decidió después de varios meses y donde las unidades soportaban pérdidas de hasta el 80%. Pero si costosa fue la victoria nacional perores resultados tuvo en el bando republicano. Se puede decir que la moral del Ejército Popular en Cataluña se hundió.
El Gobierno de Negrín en un acto propagandístico licenciaba a los voluntarios de las Brigadas Internacionales esperando otro tanto de los “voluntarios” extranjeros en el bando nacional. Nada más lejos de la realidad. En la posterior ofensiva sobre Cataluña intervinieron tanto italianos como alemanes.
Lo cierto es que esta ofensiva constituyó más que una ejemplo de bliztkrieg como aseguran algunos autores un casi paseo campal por parte de los nacionales. La resistencia como tal no existió y aquellas unidades que decidieron y continuaron resistiendo apenas tenían coordinación con otras. Barcelona fue ocupada sin resistencia de ningún tipo.
Por lo tanto a inicios de 1939 la situación era ya claramente favorable al bando nacional.
6.- El final de la guerra.
El Gobierno republicano que se encontraba en Barcelona marchaba al exilio en Francia de donde por ejemplo nunca regresaría el presidente de la República Azaña pero de donde si regresaría el jefe de Gobierno Negrín. Su nuevo eslogan era “Resistir es vencer”. Negrín estaba convencido que antes o después habría guerra en Europa y que de ese futuro enfrentamiento la República se vería por fin ayudada por Francia. Sin embargo en la Junta de defensa de Madrid su comandante el coronel Casado, destacados líderes socialistas como Julián Besteiro y hasta anarquistas como Cipriano Mera veían cada vez peor la influencia del PCE y de la URSS en el Gobierno. Además consideraban que continuar con la guerra lo único que provocaría sería un mayor sufrimiento y una mayor represión final.
Por todo ello en el mes de marzo se produjo un golpe de Estado en Madrid. Tras varios días de lucha entre casadistas y comunistas los primeros se hacían con el control de la capital y en un dramático comunicado por radio Besteiro llamaba al fin de la guerra.
El intento de negociar algún acuerdo con los nacionales fue un fracaso. Casado marchó al exilio al igual que Negrín y cuanto republicano pudiese. Los puertos de Almería, Cartagena, Alicante y Valencia vieron partir cualquier tipo de embarcación atestada de refugiados republicanos rumbo principalmente a Argelia.
Por lo tanto no hubo ofensiva final. Las tropas nacionales se dedicaron a ocupar lo más rápidamente posible las últimas capitales en manos republicanas, especialmente Madrid, donde las tropas del Ejército Popular cuando no se rendían principalmente abandonaban su unidad y equipo para dirigirse a sus casas.
El 1º de abril de 1939 tras casi tres años de infernales combates terminaba la Guerra Civil. Tan solo cinco meses después comenzaba la Segunda Guerra Mundial donde los españoles participarán de forma destacada en ambos bandos.
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