Han pasado casi cuatro años desde que se mencionó por primera vez la Biblioteca Digital Mundial y ya, por fin, se pone a disposición del público. Los involucrados en el proyecto se jactan de haber conseguido reunir una importante colección de "manuscritos, mapas, libros, películas, grabaciones sonoras, fotografías y grabados, disponibles sin restricciones para el público y de forma gratuita".
Y parece que es cierto: desde ahora podrán consultarse las versiones digitalizadas de joyas como la Declaración de Independencia de EEUU, antiguos manuscritos chinos, mapas del nuevo mundo o películas de los hermanos Lumière de finales del XIX.
La idea fue en 2005 de James H. Billington, de la Biblioteca del Congreso de EEUU, quien definió el concepto durante un discurso en la Unesco que tituló 'Una visión de la Biblioteca Digital Mundial'. Ese mismo año, Google Inc. donó tres millones de dólares a la causa. Y fue un poco más tarde cuando el doctor John Van Oudenaren esbozó el proyecto que materializaba la idea de Billington. Lo que viene después son grupos de trabajo, colaboraciones entre bibliotecas varias del mundo y mucho trabajo y dedicación.
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