1.2 Los pueblos prerromanos

Tartessos: tiene una cultura mítica de la cual hay referencias escritas en la Biblia (Tarshish). Dos reyes míticos Gárgoris y Habidis, fueron quienes les enseñaron la agricultura, la apicultura y establecieron las leyes. Se trató de un pueblo con base agropecuaria, con un gran desarrollo en la minería y el comercio, sobre todo con los griegos focenses. Se encontraba en Andalucía, principalmente en el Valle del Guadalquivir, dominó los enclaves mineros de Riotinto y Sierra Morena, extendió su influencia hasta el cabo de la Nao y estableció relaciones comerciales tanto con fenicios como con griegos. Argantonio (?, h. 670 a.C - ?, h. 550 a.C) fue el último rey tartésico, único del que se tienen referencias históricas. Debido a su longevidad, hay historiadores que piensan que podría tratarse no de un rey sino de una dinastía ya que se le atribuyen tesoros con unos 300 años de diferencia. A finales del siglo VI a.C. fue destruida por los cartagineses dentro de su política expansiva por dominar la ruta de los metales. La excavación arqueológica más importante esta en Carambolo, junto a Sevilla.

Los Iberos: eran descendientes de los pobladores neolíticos de la zona levantina. Estaban agrupados en tribus independientes unas de otras, hablaban variantes de una lengua pre-indoeuropea y desarrollaron una misma cultura desde Andalucía hasta Cataluña. Conocieron la escritura y convivieron con los romanos hasta que estos les otorgaron la ciudadanía en el año 212 d.C. Algunos pueblos iberos son los turdetanos, edetanos, ilergetes, indigertes o laietanos.

Su economía tenía una base agrícola, aunque en algunas zonas del Sur era importante la minería como en la región de Cartago Nova. La agricultura estaba basada en la plantación de cereales, vid y olivo.

Dentro de la sociedad existía una diferencia entre las ciudades de la costa y las interiores. Las ciudades costeras tenían una clase dirigente que poseía el poder económico y por lo tanto también el político, similar a la cultura griega con ciudades-estado divididas por riqueza y con la asamblea como gobierno y magistrados. Las ciudades del interior conservaban un gobierno similar al monárquico. Las ciudades más importantes poseían gran extensión.

Las ciudades estaban amuralladas, situadas en alto, calles rectas y paralelas entre si, con las casas adosadas de base cuadrangular. Las más importantes son las ciudades de Ullastret, Azalia y Cástulo. Otras eran Saiti y Cosse, donde se han encontrado monedas acuñadas en dichas ciudades. No se han encontrado templos, pero si santuarios con gran cantidad de figurillas y exvotos como el Cerro de los Santos (Jaén) estas figuras de pequeño tamaño representan guerreros a pie o caballo con sus armas (falcata) y casco. Con influencia fenicia y griega cabe destacar la “Bicha de Balazote”, la “Dama de Elche” y la “Dama de Baza”.

Los Celtiberos: se dio gracias a la superposición de las culturas de los celtas y los iberos, cuya ciudad más famosa es Numancia, Clunia o Uxama. Arevacos, belos y lusones etc.

Los Celtas: llegaron en dos oleadas en los siglos IX y VI a.C. Los celtas eran indoeuropeos y procedían de Centro-Europa. Conocían el arado, aportaron su lengua, una agricultura de secano, una ganadería bastante desarrollada y extendieron el uso del hierro. Los primeros se asentaron en los valles del Duero, el Jalón y el Ebro. Dentro de los celtas destacan los lusitanos, los vacceos y los carpetanos. Destacan los berracos y los Toros de guisando.

Pueblos de la franja cantábrica: donde destacan los galaicos, los astures, los cántabros y los vascones. Todos tenían unas culturas más atrasadas que las del resto de la Península. La propiedad de la tierra, el trabajo y la producción era comunal. La división del trabajo era mínima y no parece que existiera la esclavitud ni el uso de moneda. Se organizaban en clanes o tribus donde las asambleas populares dieron paso a consejos de ancianos o notables y en caso de guerra se elegía un jefe. Formaría parte de ellos la cultura de los castros, como los de Coaña o Santa Tecla.

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