1.-
ANTECEDENTES: El Gobierno de Berenguer
Alfonso XIII encargó la formación de Gobierno al general Dámaso Berenguer, Jefe de la Casa Militar del Rey. Su objetivo era la vuelta al régimen constitucional, como si nada hubiese ocurrido a partir de 1923. Pero ni Berenguer era un hábil político, ni tuvo suficiente apoyo. Sólo miembros de la oligarquía financiera y caciquil, como La Cierva o el conde de Romanones, se prestaron a entrar en el gabinete. La lentitud y la falta de reformas fueron minando mes a mes el poco prestigio que todavía quedaba. El Gobierno fue calificado por la prensa como La Dictablanda. Además el Gobierno cometió el error de desarrollar una política económica de restricción en la inversión y de eliminación de gastos públicos para equilibrar el presupuesto.
A lo largo de 1930 la oposición fue creciendo. Muchos políticos de prestigio como Sánchez Guerra se declararon “monárquicos sin rey” y otros como Alcalá-Zamora o Miguel Maura se declararon republicanos. Sólo La Cierva o Ángel Herrera mantuvieron su apoyo al Rey a través de la Unión Monárquica Nacional. El movimiento republicano experimentó en aquel año un auge y un crecimiento de su popularidad decisivo, al cual se le sumaron los regionalistas catalanes y gallegos. También el movimiento obrero pasó a defenderla, PSOE, UGT y hasta la CNT. Igualmente intelectuales, estudiantes de la FUE y hasta los jóvenes oficiales del cuerpo de aviación o el arma de Artillería se unieron a los grupos republicanos.
En agosto de 1930 se reunieron los representantes de los principales partidos republicanos, quienes firmaron el Pacto de San Sebastián, que tenía como dos puntos básicos: derrocar a Alfonso XIII y convocar unas Cortes constituyentes. Se organizó un Comité revolucionario presidido por Alcalá-Zamora. Hasta el PSOE y la CNT decidieron apoyar la conspiración Se preparó un golpe militar para el 15 de diciembre, dirigido por Queipo de Llano y Ramón Franco. El día 12, sin embargo, los capitanes Fermín Galán y García Hernández se adelantaron y se sublevaron en Jaca. Fácilmente reducidos fueron juzgados y ejecutados. La mayor parte de los miembros del comité revolucionario eran detenidos y encarcelados. Los conjurados intentaron la sublevación en Cuatro Vientos, pero ante el fracaso se exiliaron en Portugal.
Mientras se instruían los procesos judiciales sindicatos y estudiantes desencadenaban una ola de movilizaciones. Berenguer se encontraba casi sin apoyos y ese mismo mes no le quedó más remedio que anunciar su decisión de convocar elecciones. Monárquicos anti-alfonsinos reclamaron que las Cortes fuesen constituyentes y que previamente se realizasen elecciones municipales. Berenguer presentó su dimisión el 14 de febrero de 1931, siendo sustituido por el almirante Aznar. Éste se limitó a convocar elecciones municipales para el 12 de abril. En las semanas siguientes, el Tribunal que juzgaba a los sublevados en Cuatro Vientos a los miembros del Comité Revolucionario impuso condenas muy leves, al admitir el argumento de que se sublevaban contra una Dictadura y no contra la Constitución. El juicio fue un auténtico mitin republicano, y los acusados salieron en libertad, ante el escándalo de la prensa monárquica.
Las elecciones del 12 de abril se realizaron sin incidentes. Aunque la mayoría de los concejales elegidos eran monárquicos, los republicanos habían ganado de manera contundente en prácticamente la totalidad de las capitales de provincia y en las ciudades importantes. Como reconoció el propio almirante Aznar a los periodistas el día 13, el país “se había acostado monárquico y se había levantado republicano”. El día 14 se proclamaba la IIª República.
2.- LA CONSTITUCIÓN DE 1931
2.1.- El Gobierno provisional:
Los firmantes del
Pacto de San Sebastián formaron un Gobierno provisional presidido por el
conservador Alcalá-Zamora. El Ministro de Trabajo, Largo caballero, adoptó las
primeras medidas de reforma agraria y de reforma laboral, mientras que el
Ministro de la Guerra, Manuel Azaña, inició la reforma militar. Se promovió una
importante legislación educativa y se fundó el Patronato de Misiones Pedagógicas,
finalmente se puso en marcha un Estatuto provisional de Autonomía de Cataluña,
siendo su primer presidente Fransec Macià.
2.2.- Los
primeros conflictos y las elecciones a Cortes Constituyentes y la Constitución
de 1931:
El ambiente social
adquirió una tensión preocupante, siendo una de las causas más graves el
enfrentamiento entre la Iglesia y el nuevo régimen, que desembocó en la quema
de conventos. En ese clima se celebraron las elecciones a Cortes, el 28 de junio, siendo el partido más votado el PSOE con 114 escaños, formándose una
coalición con otros partidos republicanos.
La constitución de 1931, aprobada el 9 de diciembre definía una soberanía popular al definir al
nuevo Estado como una “República democrática de trabajadores de toda clase
social”. Se desarrollaba una extensa declaración de derechos y libertades, se
establecía e sufragio universal de mayores de 23 años, incluido el femenino,
también se establecía el matrimonio civil, el divorcio y la equiparación de
derechos de hijos legítimos e ilegítimos, así como el derecho a la educación.
El poder legislativo quedó en una sola cámara, en el Ejecutivo el jefe del
Estado sería el presidente de la República, encargado de nombrar al jefe del
Gobierno. El poder judicial sería totalmente independiente. Además, se
establecía la posibilidad de otorgar estatutos de autonomía. La cuestión
religiosa fue de gran importancia, estableciéndose la laicidad del Estado, la
expulsión de los jesuitas y la prohibición a las congregaciones de ejercer la
educación, la industria y el comercio.
En conjunto la
constitución era marcadamente republicano-socialista, sin embargo se designó
como primer presidente al conservador Alcalá-Zamora.
3.1.- La
coyuntura económica:
Los primeros años
de la Segunda República transcurrieron en un marco económico de estancamiento, lastrado el Estado por la
fuga de capitales y el pago de la deuda heredada de la dictadura, además dos
factores añadidos perjudicaron al nuevo régimen, el primero de ellos la crisis
del comercio exterior y en segundo lugar el aumento claro y creciente del paro.
3.2.- Las
reformas sociales:
El primer gabinete
constitucional estaba presidido por Azaña. El ministro de Trabajo, Largo
Caballero continuó con las reformas laborales, aprobando una Ley de Contratos
de Trabajo. Se continuó con la reforma de la enseñanza levantándose 6.570
escuelas y contratando hasta 7.000 maestros, si bien la prohibición y cierre de
los centros religiosos provocaron un inmenso rechazo. También se continuó con
la reforma militar, suprimiendo los tribunales de honor, el Consejo Supremo de
Guerra y Marina y cerrando la Academia General Militar de Zaragoza. Se
redujeron las plantillas y se recortó el presupuesto pero no fue posible la
modernización del material.
Se
intentó asentar a campesinos sin tierras en fincas expropiadas de
los grandes latifundistas, como el duque de Medinaceli. Para ellos se
aprobó una Ley
de Bases para la Reforma Agraria,
creándose un Instituto de Reforma Agraria (IRA). Sin embargo, por
diversos motivos su aplicación resultó un rotundo fracaso.
3.4.-
La oposición al Gobierno y los conflictos sociales:
Por
la derecha destacaba el Partido Republicano radical de Lerroux, así
como las asociaciones patronales, mientras que por la izquierda
la CNT,
la FAI,
El PCE e incluso sectores más radicales de la UGT. Los conflictos
sociales fueron continuos, ya que la resistencia de los propietarios
e industriales relentizaban los cambios, mientras la movilización de
los sindicatos anarquistas y del partido comunista provocaron una
serie de graves incidentes con las fuerzas del orden, como los
sucedidos en Castilblanco, Arnedo y
la comarca del Alto
Llobregat.
3.5.-
El intento de golpe de Estado de agosto de 1932:
La
expulsión de la Compañía de Jesús y la discusión en las Cortes
de la reforma agraria y el Estatuto de autonomía para Cataluña
suscitaron una cerrada oposición por parte de la derecha, al punto
de provocar un intento de golpe de Estado el 10 de agosto de 1932, la
denominada como Sanjurjada,
que fue fácilmente sofocada por el Gobierno de Azaña.
3.6.-
La crisis del Gobierno de Azaña y las elecciones de 1933:
En
enero de 1933 se produjo la matanza de Casas
Viejas,
lo que desembocó en la retirada de la confianza del PSOE en el
Gobierno ante las pobres explicaciones dadas en el parlamento sobre
los incidentes. Alcalá-Zamora aceptó la dimisión de Azaña y tras
nombrar al radical Martínez
Barrio como
presidente convocó elecciones en noviembre de 1933. Las derechas ya
se habían organizado en la Confederación Española de Derechas
Autónomas (CEDA),
bajo el liderazgo de José
María Gil Robles.
Los monárquicos habían creado Renovación
Española,
de José
Calvo Sotelo,
y la ultraderecha contaba con Falange
Española,
de José Antonio Primo de Rivera.
Celebradas
las elecciones se produjo un claro triunfo de las derechas,
obteniendo la CEDA 115 diputados y el PRR 100. Las causas de este
triunfo no puede explicarse en el voto femenino, sino más bien en
que las izquierdas presentaron listas separadas y a la abstención de
los anarquistas, los cuales contestaron a la formación del nuevo
Gobierno con una insurrección armada
liderada por la CNT.
Lectura recomendada:
Lectura recomendada:
PARA
TODOS LA2: La
Segunda República