Terminada la
Guerra Civil española, oficialmente el 1 de abril de 1939, se nombró como
gobernador militar de Asturias al general de brigada Pablo Martín Alonso.
Además de tomar el mando sobre las unidades regulares desplegadas en la
provincia también se puso al frente de una columna de operaciones, compuesta
por 16 tabores de regulares, 4 grupos de artillería, 1 sección de trasmisiones,
2 secciones de automovilismo y los necesarios servicios de Intendencia y
Sanidad. La función de esta columna sería la de limpiar de partidas de
guerrilleros los montes asturianos durante los meses siguientes.
Dos fueron las
zonas de operaciones principales, una al Sur-Este de Oviedo, con centro en la
localidad de Pola de Laviana, la otra al Sur-Oeste de la capital, entre
Belmonte y Piedrafita. Se organizaron 5 agrupaciones independientes que
ocuparon sus posiciones de partida a los largo del mes de septiembre de 1939.
Su primer cometido fue el ir peinando las zonas asignadas para la detección y
supresión de las distintas partidas guerrilleras que operaban en la zona. Según
estimaciones de los servicios de información militares existían unas 40
partidas con entre 2.000 a 3.500 hombres.
Se contó con una
extensa red de información, utilizando, incluso, a la milicia de FET y de las
JONS para tareas de control. Se establecieron puestos en carreteras, caminos y
pueblos y se procedió a realizar un detallado informe con los nombres de los
mandos de cada agrupación guerrillera, zona de actuación y componentes.
Si bien el
despliegue de tropas gubernamentales y su organización fue considerable, las
operaciones de limpieza resultaron complicadas. El armamento de las partidas
era modesto, contando con armas ligeras, pistolas, revólveres, fusiles y algún
arma automática, careciendo de cualquier armamento pesado o transporte, lo que
les colocaba en franca inferioridad con respecto a las tropas regulares, sin
embargo, el apoyo local de familiares y amigos que les suministraban
alojamiento, víveres e información sobre los destacamentos militares supuso un
importante ayuda.
No obstante, la
desproporción de fuerzas y armamento se impuso y entre los meses de septiembre
de 1939 y marzo de 1940 la columna de operaciones consiguió desarticular casi
todas las partidas, capturando más de 2.000 guerrilleros y causando cerca de
300 bajas. Se iniciaron más de 10.000 asuntos y procedimientos judiciales por
un tribunal especial creado al efecto, resultando 262 de ellos condenas a
muerte. Por su parte las tropas gubernamentales solamente tuvieron 46 heridos y
10 muertos.
Como escribía en
marzo de 1940 el mismo ministro del Ejército, general Varela, de su puño y
letra: “El problema de Asturias queda bastante reducido”. Según los datos del
Servicio de Información de la 2ª Sección del Estado Mayor Central de 3.421
“huidos” solamente quedaron en los montes asturianos 253.
A partir de ese
momento las operaciones de seguridad fueron desarrolladas por unidades de la
Policía Armada y de la Guardia Civil.