Suiza lo vio crecer como hijo de la emigración española de los sesenta. Y en Suiza apuntala su extraño viaje de astuto cómico a respetado cineasta. Carlos Iglesias vuelve a los nevados paisajes alpinos estos días para emprender una nueva aventura cinematográfica tras el éxito de su debut, Un franco, 14 pesetas. La temática vuelve a discurrir por los meandros de la memoria histórica. Si en el primer asalto fue su propia experiencia y la de su familia en tierras de promisión, para Ispansi, su nuevo filme, Iglesias fija su aguda y tierna mirada en el drama de los niños de la guerra.
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