El Titanic atraca en Madrid

La algarabía que se formó entre los ciudadanos que llegaban en carruajes y trenes desde todos los rincones de Irlanda hasta el astillero de Harlan and Wolff, en Belfast, era sólo el preludio de la celebridad que durante décadas ha acompañado al buque insigne irlandés, bautizado como Titanic.

Ha pasado casi un siglo desde que el navío más imponente que jamás se hubiera construido encendiera por primera vez sus calderas entre los vítores y la agitación de los pañuelos de miles de espectadores.

Lo que ninguno de los allí presentes podía suponer es que el 'insumergible' barco terminaría yaciendo en las gélidas aguas del Atlántico arrastrando con él los sueños y las esperanzas de más de 1.500 pasajeros.

Ahora, por primera vez en Madrid y tras recorrer varias capitales del mundo, 230 fragmentos de aquellas historias emergen del profundo océano en la exposición 'Titanic. The Artifact Exhibition. Objetos reales. Historias reales' para que el visitante 'bucee' entre los recuerdos del lujoso navío.

Una vez a bordo, los visitantes de la muestra se trasladarán a 1912 —año en el que se finalizó la construcción del Titanic y en el que emprendió su único viaje— a través de más de 200 objetos extraídos en las sucesivas expediciones que la empresa titular de los derechos del buque, RMS Titanic Inc, ha realizado desde la década de los 80.

Vajillas, picaportes, naipes, billetes, perfumes o una botella de Moët and Chandon Seco Imperial de 1898 sin descorchar son algunos de los objetos que se conservan en las vitrinas de la muestra, acondicionadas para la conservación de cada tipo de material.

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