Según la leyenda, el cuerpo del apóstol Santiago habría sido trasladado a España tras su ejecución en Jerusalén, siendo enterrado en la futura Compostela. La tumba del apóstol fue descubierta hacia el año 814, pero será en el siglo XI cuando se produzca el mayor auge de las peregrinaciones jacobeas, procedentes de todo el mundo conocido. Desde Francia existen cuatro rutas que se dirigen hacia los Pirineos. Las procedentes de París, Vezelay y Le Puy entran en la península Ibérica por Roncesvalles mientras que la que tiene su punto de partida en Arlés lo hace por Somport. La primera ruta, tras cruzar Roncesvalles, se dirige hacia Pamplona. La segunda ruta, tras cruzar por Somport, lleva hacia Jaca y Sangüesa. Ambas se unen en Puente la Reina, desde donde se dirige el camino hacia Estella y Viana. En tierras riojanas la vía jacobea pasa por Logroño, Nájera y Santo Domingo de la Calzada, antes de entrar en Castilla. La espectacular catedral de Burgos da la bienvenida a los peregrinos que se dirigen hacia tierras palentinas, donde encontramos dos lugares con importantes tesoros románicos: Frómista y Carrión de los Condes. En León el camino recorre sus principales ciudades y pueblos: Sahagún, la propia capital leonesa, Astorga y Ponferrada. A través de los espectaculares montes de O Cebreiro el peregrino entra en tierras gallegas. El camino discurre por Samos, Sarría y Portomarín, antes de entrar en Santiago de Compostela y poder abrazar al apóstol Santiago.

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