Tras las abdicaciones de Bayona, el 7 de mayo de 1808, el emperador ofreció la corona de España a su hermano Luis, entonces rey de Holanda. Tras la renuncia de este finalmente en el mes de junio Napoleón convenció a su hermano mayor José, que era el rey de Nápoles. Legalmente el hermano del emperador se convertía en rey de España con el título de José I.
La administración francesa en España estuvo marcada por el vacío de poder tras los sucesos de mayo de 1808. Su control de la península fue esporádico y cambiante, según los vaivenes de la guerra, afectó principalmente a las dos Castillas, zonas de principal presencia francesa. En el resto del territorio el poder de los generales franceses fue mayor que la del propio rey. A esta dificultad se sumaron dos más, por un lado el rechazo de la población a su gobierno y la continua sugerencia de Napoleón en las decisiones de su hermano.
Los principales objetivos fueron restablecer la administración y restablecer la situación financiera. Con José colaboraron los llamados afrancesados, españoles que aceptaron las abdicaciones de Bayona y consideraron que el mejor gobierno para España debería ser uno similar al modelo imperial francés. Pensaban que José devolvería a España al nivel que le correspondía, además de asegurar la integridad territorial y conseguir el necesario desarrollo económico.
José I hizo meritorios intentos de ganarse a los españoles. En Bayona se convocó a un grupo de próceres del Antiguo Régimen, nobles, eclesiásticos y funcionarios, para que debatiesen una Carta Otorgada. De los 150 convocados asistieron 91, los cuales aprobaron la llamada Constitución de Bayona. Se buscaba la reforma del sistema absolutista. Los Gobiernos de José I estuvieron compuestos mayoritariamente por notables del Antiguo Régimen pero ni su poder ni la aplicación del Estatuto de Bayona apenas pudo ponerse en práctica.
Sin embargo, Los primeros decretos dados en diciembre de 1808 llevaron la firma del mismo Emperador. Fueron varios decretos dictados en Chamartín sin consultar con su hermano. Entre ellos destacan la disolución del Consejo de Castilla, la supresión del Tribunal de la Inquisición, la reducción a un tercio de los conventos existentes, la abolición de la jurisdicción señorial y la eliminación de las barreras de las aduanas interiores.
Posteriormente el rey José adoptó las siguientes medidas: la exclaustración total de los clérigos regulares, la expropiación de sus bienes y de parte de los Grandes de España, la reorganización de la administración (sustitución de las secretarías por Ministros) y la venta de las tierras expropiadas para amortizar la deuda.
Las continuas injerencias de Napoleón llevaron a José a pensar en abdicar varias veces, por ejemplo cuando se decidió que las provincial al Norte del Ebro se convirtiesen en Gobiernos militares dependientes del emperador, además de la anexión de Cataluña en 1812. La huida a Valencia con su Corte tras la derrota de los Arapiles acabó por hundir lo que quedaba de su Gobierno. En noviembre de 1813 se firmaba el acuerdo de Valençay por el que se devolvía la corona a Fernando VII.
Lectura recomendada:
Lectura recomendada:
No hay comentarios:
Publicar un comentario