El reinado de Alfonso XIII coincidió con la crisis del sistema político canovista que se vio profundamente afectado por las transformaciones económicas y sociales que estaba viviendo el país. A las dificultades de índole interna se sumaron otros problemas de orden exterior como la Guerra de Marruecos o la I Guerra Mundial. Las implicaciones sociales y políticas de estos acontecimientos agudizaron la crisis del sistema y favorecieron su crisis definitiva en 1923.
MARRUECOS:
En 1906 se produjo la conferencia de Algeciras en la que España, Francia y Reino Unido decidían el reparto de Marruecos, estableciéndose un doble protectorado, al Norte español y al Sur Francés. Un nuevo convenio firmado en 1912 reducía el protectorado español en la zona.
La situación en Marruecos y los errores del Gobierno provocaron la crisis. Tras la derrota militar en el Barranco del Lobo (1909) se produjo una huelga general revolucionaria en Barcelona (Semana Trágica). El balance final fue de un centenar de muertos, pero sobre todo el procesamiento irregular, condena y ejecución del pedagogo y anarquista Francisco Ferrer y Guardia tuvo como consecuencia la caída del gobierno de Antonio Maura.
El impacto de la Primera guerra Mundial:
El estallido de la guerra fue seguido por una declaración de neutralidad del Gobierno español, la opinión pública se dividió en aliadófilos y germanófilos. Consecuencia de ello fue un auténtico boom económico a partir de 1915, pero también afloraron las consecuencias sociales negativas, como la repatriación de los emigrantes y el aumento del paro, así como una importante subida de precios.
Pero donde más se notará el impacto de la Guerra es en la economía. España va a conocer una fuerte expansión económica ya que se convierte en abastecedora de los países beligerantes. Pero al crecer las exportaciones, se produce una escasez de bienes en España que hace subir los precios. Por eso, la guerra afecta a la población de dos maneras: para terratenientes, industriales y todo propietario que tenga algo que exportar, la guerra supone un incremento de beneficios; para los asalariados, clases medias y todo aquel que depende de un sueldo fijo, la guerra significa un encarecimiento del coste de la vida. Esta situación provoca un creciente malestar social.
A este malestar social se suma el triunfo de la Revolución socialista en Rusia y la difusión por Europa de una cultura revolucionaria. Entre la oligarquía cunde el pánico y el temor creciente a que cualquier reforma pueda desembocar en una revolución como la de Rusia.
En este contexto, se produce la crisis de 1917 durante la cual se temió incluso la caída del sistema canovista.
Primero fue un enfrentamiento entre el Gobierno y el Ejército. Los oficiales del Ejército comenzaron a unirse para defender sus reivindicaciones en las Juntas de Defensa. Cuando el Gobierno decidió disolverlas, éstas presentaron un ultimátum. El gobierno conservador admitió las reivindicaciones. En julio se produjo una crisis parlamentaria, la Lliga convocó una Asamblea Nacional deparlamentarios en Barcelona, la cual fue disuelta por el Gobierno. En agosto tuvo lugar una huelga revolucionaria duramente reprimida por el Gobierno que sacó al Ejército a la calle. El resultado de todo ello fue un periodo de Pretorianismo político que agudizó la crisis.
Ante esta situación, el rey encarga gobierno al conservador Eduardo Dato, que actúa de tres maneras:
- Reprime duramente la huelga, declarando el estado de guerra y llamando al ejército para sofocar el movimiento. La represión se salda con varios muertos y la detención del comité de huelga.
- Ante las juntas militares, el gobierno se muestra favorable a reconocer algunas de sus demandas pero, inmediatamente, consigue enfrentarlas a los trabajadores al llamar al ejército para reprimir la huelga. De hecho, ante la convocatoria de la huelga, las propias juntas limitan sus reivindicaciones por temor a que estalle una revolución.
- El gobierno ordena disolver la Asamblea de Parlamentarios pero ésta ya se encontraba dividida pues, tras el inicio de la huelga, republicanos y socialistas se mostraban partidarios de asumir algunas reivindicaciones de los trabajadores. Sin embargo, la Lliga se asusta ante la situación revolucionaria que crea la huelga y no está dispuesta a debilitar al gobierno.
Finalmente, el rey se entrevista con Cambó, dirigente de la Lliga, y le convence para que dos ministros catalanistas entren en un gobierno de concentración nacional.
La Lliga queda así vinculada al sistema.
La crisis no consiguió poner fin al sistema por dos factores:
- Los tres grupos actuaron aisladamente, sin llegar a coordinarse.
- El temor al movimiento obrero, sobre todo tras las noticias que llegan de
Rusia, hace que tanto las juntas militares como los parlamentarios de la Lliga frenen sus demandas y prefieran apuntalar al gobierno. Sin embargo, la victoria del gobierno es muy débil pues el sistema ha quedado muy cuestionado.
Desde 1917 ante la gravedad de la situación, desaparece el turno de partidos y en su lugar se suceden gobiernos de concentración, con ministros de los partidos conservador y liberal y el apoyo ocasional de la Lliga.
La crisis social y la lucha de clases en Barcelona:
La situación económica y social se fue agravando, destacando la gran repercusión de la gripe de 1918. El enfrentamiento entre los trabajadores y los patronos entró en una fase de gran violencia (Terrorismo rojo vs terrorismo blanco), tras la huelga de “La Canadiense”. Los empresarios respondieron con un lock-out y la creación de Sindicatos Libres. Los sindicatos anarquistas apostaron por la acción directa. Todo ello provocó una ola de violencia sin precedentes, incluido el asesinato del jefe de Gobierno Eduardo Dato. Y la aplicación de la denominada "Ley de Fugas".
En Andalucía, entre 1918 y 1921 se vive el llamado trienio bolchevique caracterizado por las luchas y reivindicaciones de los jornaleros que mediante huelgas y la ocupación de las grandes fincas exigen la reforma agraria. Ante esta situación las fuerzas de orden público intervienen con una dura represión de la que son víctimas dirigentes y simpatizantes anarquistas. Con la declaración del estado de guerra y una fuerte represión se finalizó la revuelta social en 1920.
La crisis marroquí: el desastre de Annual:
Tras la conferencia de Algeciras de 1906 se firmó un nuevo tratado en 1912 con Francia rectificando las zonas del protectorado. Bajo las órdenes del general Berenguer, Alto Comisario de Marruecos, se inició una acción encaminada a controlar el territorio del Rif. En el verano de 1921, una acción mal planificada por el general Fernández Silvestre permitió al líder guerrillero Abd-del-Krim derrotar a los españoles provocando el desastre de Annual, con cerca de 13.000 bajas españolas. El expediente instruido por el general Picasso fue el antecedente del golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923.
En este ambiente, entre los sectores más conservadores de la opinión pública se piensa en una dictadura como forma de solucionar la crisis política y social.
Finalmente, será Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, el encargado de dar el golpe de Estado en 1923. El rey acepta los hechos consumados y llama al general para formar gobierno. Se suspende así la Constitución de 1876 y con ella el sistema de la Restauración diseñado por Cánovas en 1874.
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