La Cultura:
La
decadencia de las universidades en el siglo XVIII se vio compensada por la
aparición de centros científicos muy diversos durante el reinado de Felipe V
(1700-1746). Para ello, creó la Real Academia de la Lengua (1714), la Real
Academia de Medicina (1734), la de Farmacia (1737), la de la Historia (1738) o
la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1744). Cuyos miembros
discutían problemas científicos y artísticos y establecieron normas.
Se
creó también un jardín Botánico y el Observatorio astronómico en Madrid;
Colegios de Medicina y Cirugía en Cádiz, Madrid y Barcelona y otros centros de
enseñanza como el Real Seminario de Vergara, los Reales Estudios de San Isidro
o el Instituto Asturiano.
Sin
embargo, estos centros fueron siempre pocos y orientados solamente a las clases
más altas. A finales del siglo XVIII en España la tasa de analfabetismo rondaba
el 90% de la población.
La Renovación
ideológica: La Ilustración
Los
ilustrados sometieron en sus escritos a la sociedad y al hombre a un análisis
científico, que prescindió de tradiciones y hechos presupuestos.
El
hombre era para los ilustrados un ser social, dirigido por la razón, y que
buscaba la felicidad. Esta se basa en el bienestar y se mide por la cantidad de
riqueza. Los ilustrados creyeron que la sociedad entraría en una época de
progreso indefinido, regido por la razón, la educación y la actividad
económica.
Los
ilustrados en España fueron una reducida minoría de pertenecientes a la clase
de hidalgos o pequeña burguesía que ejercía profesiones liberales o cargos de funcionario.
En
la primera generación de ilustrados destacaron el padre Feijoo, cuya obra se
centró en la divulgación de la ciencia de Newton y en la crítica a los
prejuicios tradicionales y las supersticiones
(Teatro Crítico, 1726), y el
padre Enrique Flórez. En la segunda mitad de siglo fueron los políticos
Campomanes, Floridablanca, Aranda y Jovellanos. Sus obras de gobierno buscaron
el desarrollo económico, el estudio de disciplinas científicas y la
revalorización del trabajo.
El
florecimiento de la cultura coincidió con el culto a las ciencias, que forjó
una generación de figuras notabilísimas en todos los campos: Jorge Juan,
Antonio de Ulloa, el botánico Casimiro Gómez Ortega, Celestino Mutis o Félix de
Azara. En 1735 Antonio Ulloa y Jorge Juan encabezaron una expedición geodésica.
En 1775-1779 Mourelle de la Rúa llegaba hasta las costas de Alaska. Y en 1788
se produjo la expedición de Malaespina.
Y
en el campo de la literatura y el arte destacan las figuras de José Cadalso
(Cartas Marruecas), Moratín (El sí de las niñas) y Goya (Los
fusilamientos de Príncipe Pio).
Los
ilustrados tuvieron diversos enfrentamientos con la Inquisición, siempre
pendiente de cualquier desvío de la ortodoxia, y con la orden de los Jesuitas,
que monopolizaban la educación española. En 1767, Aranda, consiguió que Carlos
III los expulsase de los territorios españoles y americanos.
Las Sociedades
económicas de Amigos del País:
Los
ilustrados se fueron agrupando en instituciones como las Sociedades económicas
de Amigos del País. Centros de desarrollo cultural y económico que se fundaron
en diversas provincias. La primera fue la Sociedad Bascongada, fundada en
Guipúzcoa en 1763 por el conde de Peñaflorida. La más destacada fue la Sociedad
Matritense (Madrid), fundada en 1775, con la participación de Campomanes y la
protección de Carlos III. En 1789 se habían fundado 56, aunque solamente 23
llegaron a desarrollar una actividad importante.
Las
sociedades elaboraron informes sobre agricultura, metalurgia, química.
Analizaron nuevas ideas económicas y llegaron a proponer mejoras políticas y de
gobierno.
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