1.-
Las transformaciones económicas
La
autarquía de posguerra:
En 1939 España era un país arruinado demográfica y económicamente.
La mayoría de la población de la población padecía hambre y para
afrontar la situación se optó por un régimen de autarquía económica y de intervención del Estado. Mediante una serie de
decretos se implantó un sistema intervencionista y se fundo el
Instituto Nacional de Industria (INI) en 1941. Las consecuencias
fueron nefastas extendiéndose un mercado negro (estraperlo) y la
corrupción. La escasez de productor hizo necesario recurrir al
racionamiento.
El
fin de la autarquía en los años cincuenta:
El giro en la política económica se inicia con el cambio de
Gobierno de 1951. Se decretó una liberalización parcial de precios,
comercio y circulación de mercancías. Sus efectos y los de una
buena cosecha permitieron terminar con el racionamiento en 1952. Se
inició una expansión económica a la que contribuyeron las ayudas
estadounidenses. Sin embargo continuaron las protestas que provocaron
la formación de un nuevo Gobierno en 1957.
El
plan de estabilización de 1959:
Se aprobó un Decreto-Ley de Nueva Ordenación Económica (Mariano Navarro Rubio y Alberto Ullastres),
que era un plan de estabilización tipo de los diseñados según el
FMI y el Banco Mundial. Se trataba de liberalizar la economía,
recortar el gasto público, atraer inversión extranjera, se devaluó
la peseta, se aumentaron los tipos de interés y se restringió el
crédito.
El
desarrollo económico de los años sesenta:
La economía española creció a un ritmo altísimo. La expansión
industrial produjo una intensa emigración de mano de obra campesina
hacia las grandes ciudades, mientras de forma paralela comenzó una
modernización agrícola y un despoblamiento del interior. La balanza
de pagos dejó de ser deficitaria gracias a la entrada masiva de
turistas, las inversiones extranjeras y las aportaciones de los
emigrantes. A partir de 1963 se reguló el crecimiento mediante
Planes de Desarrollo (Laureano López Rodó) que
permitieron un crecimiento constante hasta la crisis de 1973.
2.- Los cambios sociales:
La España
del primer franquismo:
La sociedad española de los años cuarenta y cincuenta estuvo marcada
por el atraso y la pobreza, la ruralización del país y un retraso
técnico, científico y cultural absoluto, junto a un empobrecimiento
de las clases medias. La atmósfera ideológica y social era
afixiante trasmitiendo los valores del régimen en la escuela y a
través del NODO. El papel de la mujer, sumisa a sus maridos, fue
encauzado por la sección femenina.
Los años
sesenta: migraciones y desequilibrios:
La emigración masiva de población rural supuso un drama humano de
enormes proporciones, además el crecimiento acentuó los
desequilibrios en el reparto de la riqueza. El espectacular aumento
de la población obligaron a multiplicar el número de escuelas e
institutos. En 1963 se modificó el sistema de pensiones, aunque el
gasto público en España era escaso y caótico. El elevado
crecimiento urbano hizo que las grandes ciudades se convirtieran en
áreas metropolitanas, pese a todo había un déficit de un millón
de viviendas, lo que no impidió los grandes negocios especulativos.
Indicios de
modernización:
La concentración de población en las ciudades fue variando el modo
de vida y la mentalidad de los españoles. Se produjo un lento pero
constante pero continuo incremento de la población activa femenina.
En 1956 la creación de TVE y su rápida extensión también
favoreció al comportamiento social. Se generalizó la luz eléctrica,
los electrodomésticos, el vehículo particular, sobre todo el 600, y
el veraneo en la playa. Hacia 1970, la sociedad de consumo había
llevado a un cambio de mentalidad profundo.