Presidiendo el ideario de la revolución francesa la palabra libertad no
se refería únicamente a los individuos sino también a los pueblos. El avance de
las tropas napoleónicas por Europa contribuyó a la difusión del sentimiento
nacional. En 1808 el filósofo Fichte publicaba sus Discursos a la
nación alemana (1), llamando a la lucha contra los franceses. En los años
treinta determinados círculos de intelectuales se glorificaba a los griegos que
acababan de acceder a la independencia, lo que estimulaba a checos, polacos o
irlandeses a seguir su ejemplo. Por toda Europa surgían grupos nacionalistas
destacando sobre todos ellos la “Joven Italia” donde sobresalía la figura de
Mazzini autor de un breve ensayo titulado Sobre la unidad de Italia (2)
donde describía los elementos básicos y comunes que justificaban la
independencia del pueblo italiano:
“Por eso Italia será una. Sus condiciones geográficas, su lengua y su
literatura; las necesidades de defensa y de poder político; el deseo de las
poblaciones, los instintos democráticos del pueblo…”
Se hacía una perfecta descripción de los elementos básicos del
nacionalismo: lengua, cultura, necesidad de poder político y voluntad de los
ciudadanos.
Pero se plantea una pregunta fundamental ¿Qué es una Nación? Se han dado
multitud de definiciones Renán acuñó una muy breve “La Nación es el
plebiscito de todos los días” (3), por su parte Cánovas sostenía que “La
Nación no es nunca el producto de un plebiscito”, porque constituye algo
más profundo, anterior a la existencia de los actuales ciudadanos, es decir,
que la nación es un producto de la Historia. (4)
En primer lugar el nacionalismo apuesta de forma clara por la
autodeterminación política, argumentando que el Gobierno debe de estar libre de
cualquier instancia exterior para ser verdaderamente libre, en caso contrario
las naciones no servirían a sus ciudadanos sino que estarían al servicio de
otros.
En segundo lugar es necesaria la conciencia de grupo, en general se tiende
a que el grupo nacional ha de pertenecer a una solo etnia, magiares, griegos,
etc. Pero no parece ser una condición imprescindible, ya que en ocasiones el
sentimiento nacional el pluriétnico, por lo que la unidad nacional se consigue
gracias a un origen común o a un pasado común, como sería el caso de los
Estados Unidos.
Otra de las motivaciones nacionales ha sido el credo religioso. Hay que
tener en cuenta que hasta hace bien poco y aún hoy en día en determinadas
regiones, caso de Sudán donde se acaba de celebrar un plebiscito sobre la
independencia, la religión ha desempeñado un papel fundamental en la conciencia
de los pueblos, además desde el siglo XIX ha servido a determinados pueblos
como un mecanismo defensivo frente a la presión o el dominio de otras naciones,
como fue el caso de polacos, irlandeses o griegos. Sin lugar a dudas el
catolicismo fue el aglutinante del nacionalismo polaco frente a cristianismo
ortodoxo del imperio ruso El poeta Mickiewicz (5) llamaba a Polonia “nación
crucificada” o “Cristo entre los pueblos”, metáforas que reconocían la
importancia de la religión en la idea nacional.
Finalmente hay que tener muy en cuenta que el nacionalismo no surge por
generación espontánea, como se intentó durante el proceso de descolonización de
determinadas naciones africanas, sino que deriva de un proceso en el que la
minorías cultas, intelectuales, historiadores, poetas, músicos, etc. Juegan un
papel fundamental. Para los alemanes fueron referentes Wagner, Ranke, Fichte,
etc. Para los italianos Verdi, Mickiewicz para los placos, etc.
En el terreno de la cultura, ningún componente es tan influyente como la
lengua. La exaltación de la lengua como expresión del carácter nacional tuvo un
momento en el Romanticismo. Mientras que los nacionalistas consideraban la
defensa de la lengua como una misión sagrada, casos de Valentí Almirall o
las Irmandades da Fala, los imperios del diecinueve perseguían a
polacos o checos.
Resulta por lo tanto llamativo pero comprensible que actualmente
determinados gobiernos autonómicos en España continúen con esta defensa del
idioma, pero con los papeles cambiados, como ha sido el caso de la Ley de
política lingüística en Cataluña (6)
Para saber más:
HOBSBAWM, Eric. Naciones y nacionalismo desde 1780. Barcelona:
Crítica, 1998.
Notas:
(1) FICHTE, Johann
Gottlieb . Reden an die deutsche Nation. [en línea] En proyecto Gütemberg: http://gutenberg.spiegel.de/?id=5&xid=653&kapitel=2&cHash=2bc0b435ad2#gb_found
(2) Existen varias obras online de G. Mazzini como por
ejemplo: Prose politiche. [en línea] Google eBook: http://books.google.com/books?id=zvwNAAAAYAAJ&hl
(3) RENAN, Ernest ¿Qué es una Nación?. Sequitur: 2007. Extracto en pdf: http://www.sequitur.es/wp-content/uploads/2010/09/que-es-una-nacion.pdf
(4) Gómez Ochoa, Fidel. Ideología y cultura
política en el pensamiento de Antonio Cánovas del Castillo. [en
línea] http://www.scribd.com/doc/16583813/Canovas-Del-Castillo
(5) Mickiewicz, Adam. Pan Tadeusz. [En
línea] En Proyecyo Gütemberg (inglés): http://www.gutenberg.org/ebooks/28240
(6) Ley 1/1998, de 7 de enero, de Política
Lingüística: http://noticias.juridicas.com/base_datos/CCAA/ca-l1-1998.html#
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